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jueves, 20 de noviembre de 2008

Un amigo detenido y en peligro en Irán

Hossein Derakhssan (Hoder), blogger persa que vivía en Canadá y hasta hace poco en Londres y al que conocí hace dos años. Seguíamos hablando de vez en cuando por el chat de gmail y no sé si fue en julio o agosto me dijo que pensaba volver a Irán en septiembre, me contó que pensaba montar una revista, estaba muy derridiano. Él me había hablado de una Persia ya olvidada, de lo que quedaba de ella, la generación de sus abuelos y bisabuelos, con mujeres que recibían en sus casas, escribían y pintaban y vivían libremente. También me hablaba de una juventud urbana, de ahora, que no tenía nada que ver con la mentalidad del gobierno, y me explicó que las manifestaciones de apoyo a Ahmadineyad nunca eran en Teherán, sino en medios rurales.
Extrañamente, los últimos posts de su blog mostraban un cambio radical de punto de vista: de pronto defendía a Ahmadineyad y atacaba a Israel con ferocidad. Llegó incluso a criticar a los grupos de derechos humanos que informaban sobre abusos cometidos en Irán. ¿Qué estaba ocurriendo? El corresponsal de The Guardian sugiere que tal vez recibía amenazas e intentaba congraciarse para que dejaran en paz a sus familiares. Eso explicaría su detención, que de otro modo parece incongruente: si realmente había dejado de ser crítico, ¿por qué detenerlo?
La noticia de su detención e hipotética condena a muerte (en las primeras noticias se hablaba de condena a muerte, lo que sin duda ha resultado ser precipitado e infundado) por ser espía de Israel me ha llegado a través de mi amiga americana. ¿Podrían haberle torturado? Su blog recibía unas 200.000 visitas al mes. Y ese extraño cambio de punto de vista sobre Irán en el blog, como si le dictaran un contratexto. ¿Sería por eso por lo que decidió volver? Él sabía que estaba vigilado y no hace falta ser un lince para suponerlo. Por lo visto hizo algunas prospecciones antes del viaje y concluyó que no iban a detenerle si volvía.
Era colaborador de The Guardian, Brian Whitaker escribe sobre él. La idea de su condena a muerte era una locura. Me parecía tan irreal. Y medieval. La pena de muerte es inaceptable en cualquier caso. He hablado con Amnistía Internacional, he escrito a Avaaz org y al Foreign Office de Canadá. Y me he apuntado al grupo de Facebook Free Hossein Derakhshan, Liberez Hossein D... Si estáis en Facebook, podéis uniros en esta dirección
Un nuevo artículo de Brian Whitaker en The Guardian sobre el tema.
Mientras, algunos visitantes de este blog se preocupan por mi estado. Mi cabeza es una cómoda, un archivador. Y si el cajón donde está HD palpita y se reabre (en esos momentos procuro actuar, escribir a instituciones, pedir consejo a amigos diplomáticos, etc), hay muchos otros que exigen atención cotidiana, de muchas clases. Así que nada de desesperación. Y la verdad es que espero que Hoder se salve.
Aunque a veces me invade un extraño pensamiento, la sensación de una hiperexposición al mundo, de un mundo despiadado que todo lo espía...
Last Minute News (sábado 22)
Por lo visto en Irán no se habla de pena de muerte sino de simple detención. Todo es oscuro e impreciso, pero los términos ya no son tan dramáticos, como se desprende de la información de la corresponsal de El País en Irán, Maria Ángeles Espinosa. Por lo visto ni siquiera hay una confirmación oficial de que "Hossein D..." (como llaman en la prensa al detenido que ha confesado) sea realmente Derakhshan, aunque es muy improbable que no lo sea (en cualquier caso, él no ha vuelto a aparecer en sus blogs desde el 1 de noviembre). Esa clase de oscuridad y rumores sí son habituales en todos los regímenes autoritarios. En cualquier caso, parece que parte de esta noticia se generó por una traducción precipitada o malinterpretada, según aparece en el comentario del propio traductor en The Guardian. Es cierto que en Irán, la acusación de traición equivale a pena de muerte. Ahora bien, según me dicen, a otros intelectuales en situaciones parecidas se las han conmutado. Todo lo cual son buenas noticias.
Excepto que en Teherán acaban de ahorcar a un hombre por la misma acusación. Da escalofríos.