Foto: I.N., Ayer, 2011
Hace dos noches dormí inquieta y soñé que me despertaba y pensaba con terror: "Hoy es el día que tienen que cortarme la cabeza", pero enseguida pensé: "No, no van a cortarme la cabeza, sólo tengo que viajar, tengo que llegar a tiempo al aeropuerto". Y al fin me desperté de verdad y pensé: "Sólo he quedado para ir de excursión". Luego, dejé que entrase Rufus el ronroneador, y dormí artificialmente un poco más, hasta que llegó la hora de despertarme. Viajamos en tren, atravesando ese horror de basura industrial y construcciones espantosas en que han convertido Catalunya los que tanto pretenden defenderla y tanto la nombran. Y llegamos, con nuestras conversaciones, a un pueblo que milagrosamente conserva aún unas cuantas casas modernistas y novecentistas y tiene algunos senderos que recorren rutas de la ladera del Montseny. Como había llovido, los arroyos bajaban con una furiosa alegría de agua y espuma y las cascadas parecían irradiar esos iones tan benéficos que dicen que emanan los manantiales. Era muy bonito, el aire fresquísimo, el sol radiante, los árboles de mimosas apareciendo como fuego amarillo en los recodos y no se veía -extrañamente en este país mentecato e ignorante- basura en el suelo del bosque. Luego recorrimos un poco el pueblo (que años atrás dio nombre a una productora) y finalmente volvimos a coger el tren, ya con un aire más frío, atravesando los obstáculos de desinformación, pues la estación estaba cerrada y vacía y sólo lo logramos gracias a un lugareño avispado. Y fue como en el día de la marmota o como si hubiéramos entrado en un extraño loop, porque al volver al tren, las dos corpulentas pasajeras sáficas de la ida estaban también allí y el mismo revisor de antes, aunque hubieran pasado unas horas y anduviéramos en la dirección contraria y aunque todos hicieran como si nada.
Mientras andábamos por el bosque, recibí otras dos invitaciones para paseos más urbanos, que espero poder aceptar otro día, de la Belle Elaine y de C., también andariega y literaria. El paseo nos permitió olvidar un rato la mezquindad y la dureza de todo. Luego, yo estuve leyendo un poco más para un curso que seguramente se acabará, y descubrí algunas cosas de Carson McCullers. Y me puse a corregir mi último texto para el catálogo de Joan Miró, y a mirar sus cuadros llenos de su ironía, su pasión, su capacidad de encantamiento, su rabia libre contra la tiranía que acabó venciéndonos para siempre. Encontré unos mensajes sombríos en mi bandeja, que sólo añadían a la desolación por la muerte de M.
Esta noche he soñado que volvía a la casa de la Diagonal, donde viví mi infancia barcelonesa, la que luego fue casa de M tantos años y que aún sigue acudiendo a mis sueños. Era en el office, aquel espacio luminoso que tal vez hayan destruido (en este país la gente no valora la belleza de las cocinas y cuartos de baño de antes y enseguida los destruye para afearlos) los nuevos propietarios. Allí estaba mi Evil Aunt, que había recuperado la vida y su movilidad, incluso tenía un aspecto juvenil sin canas. Yo me extrañaba de que nadie me hubiera avisado de su recuperación, y la abordaba para preguntarle por qué había sido tan violenta y cruel en mi niñez. Ella, acorralada, apoyada en el friegaplatos, respondía con una retahíla de palabras sin sentido, y yo me enfadaba más y le repetía: "Todo aquel maltrato, ¿por qué?"
Después he decidido incorporar esos dos últimos sueños a un libro de sueños que había abandonado y al leer la última entrada me han entrado escalofríos. Cómo pude adivinar... Algo en nosotros sabe siempre sin que sepamos, y de vez en cuando, nos lo recuerda en un fogonazo.
Esta mañana he roto mis costumbres para desayunar en casa de J., y probar su exótica receta de zumo restaurador y sus tostadas con speisequark. G., que en mis peores semanas se encargó de consolarme y ahorrarme preocupaciones, estaba ahora con fiebre y anginas. Al volver a casa, Rufus estaba quejoso, porque le gusta repetir ciertos rituales de mañana y hoy no había podido ovillarse conmigo mientras desayuno. Y al fin he vuelto a Giono, y a su vocabulario intrincado y misterioso, a su ingenio y sus búsquedas, que desafían mi capacidad traductora. Hoy en el pueblo helado y umbrío, donde todos gozan la belleza de los árboles en lugar de cortarlos, se despertaban con terribles descubrimientos:
Una noche, el saco de heno que obstruía el tragaluz de la cuadra de Fulgence apareció caído, desmigajado, y al llegar la mañana, ¡vaya espectáculo! El caballo y la vaca degollados y alguien se había comido un poco de uno y otro. Trece ovejas aparecieron desventradas, al parecer por el mero placer de frotarse los dientes con la lana. A una cuadragésima se la habían llevado. Las heridas del caballo y la vaca denotaban una potente mandíbula y una feroz determinación. Ya no se trataba de lobeznos. Estábamos ante alguien a quien no le importaba figurar o no en las fábulas de La Fontaine. Era un trabajo de veterano trotamundos. Incluso de trotamundos veterano que tiene a quien alimentar.
Y, a juzgar por el salto que había tenido que dar, con la oveja en los dientes, para trepar de nuevo por el tragaluz, era ciertamente un tipo con quien no convenía cruzarse en un rincón del bosque.
Sin olvidar que todo el asunto había ocurrido sin un ruido, lo que indicaba, además, una prodigiosa confianza en sí mismo.
Por cierto que el próximo número de la revista TURIA publicará unos fragmentos de Giono que traduje y seleccioné para la ocasión, además de mi reseña de Jin Ping Mei.
Todos los días a esta hora de après-midi viene a verme un mirlo macho, con su pico rabiosamente naranja, y me hace curiosos comentarios desde la barandilla de la terraza. Rufus recobra su apostura de tigre silencioso y parece creer que de verdad lo atrapará. El otro día, G. y yo vimos a un gato gordo y precioso que intentaba cazar a otro mirlo más pequeño y desdeñaba al que tenía más cerca, todo sobre el tejado de ponzoñosa uralita del garaje, que nadie se molesta en retirar, a pesar de ser altamente tóxica. El mirlo pequeño miró al felino y cuando se cansó, salió volando majestuoso y fue a posarse en un lugar lo bastante alto para humillar al gato.
A veces leo algún fragmento de un libro que me consuela muchísimo, porque contrarresta las amenazas que he recibido, y opone a ese discurso de big pharma otras maneras de pensar la salud y la enfermedad, más acordes con mi espíritu.
Una característica de estos tiempos es que todo lo que ya sabíamos y temíamos, todo lo que los expertos independientes predecían hace años, se está cumpliendo y destapando dramáticamente en el mundo. Aquí no les importa, siguen cortando árboles y cubriendo la ciudad de cemento y parkings. Yo sueño con Islandia. Y en cuanto a la tristeza y la aridez de los periódicos, de vez en cuando aparece algún artículo donde brilla el pensamiento, esas columnas que necesitamos cada vez más, en medio de la complejidad, la dificultad y la dirección equivocada del mundo.
13 comentarios:
Hay que investigar donde quedan rincones en los que poder sustraerse de la burra y "lloretera" atmósfera urbana. ¿Se puede saber cuál es esa estación de tren que da acceso a esos caminos entre bosques?, ¿ .... o no es real?
Hace unas semanas he "descubierto" la pineda que hay en el extremo más alto de Montjuich, justo encima del cementerio y del botánico "nuevo". Hay una zona habilitada para picnic y más arriba las desparramadas mesas de un chiringuito sensacional. La música no molesta y es inauditamente buena.
Sí, es real, Eph, pero contagiada del espíritu de la guía inventada por Frikosal, te lo diré por email para que no vayan las hordas de trolls a llenarlo de basura. Qué interesante esa pineda, iré a pasear por allí antes de que desaparezca...!
uf! el mini-relato del lobo brutal es muy potente (gráficamente, al menos).
inquietante!
Sí, Ed, todo el libro de Giono es misterioso e inquietante y con su poética de imágenes!, empieza como un thriller poético y luego es casi metafísico (lo escribió después de que le encarcelasen por pacifista en la II GUerra) y a la vez con esa forma rural tan arbórea (yo puse aquí un fragmento maravilloso, del principio, por culpa de ese post lo estoy traduciendo ahora)
http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.com/2009/12/lunes-de-solsticio.html
http://www.tv3.cat/videos/3426630/Lamor-dels-poetes
un programa tv3
Gracias, Francis! Algunos son muy buenos poetas (y "amigos" míos de facebook), como Dolors Miquel y Eduard Sanahuja. Me gusta lo que dicen. Siento los recitadores, tan teatralizados. Pero vale la pena!
Y hasta sale algún buen poeta amigo de lo real!
fue el día de la poesía el mismo en que empezaron los bombardeos a Gadaffi?
Hard Poetry...
Seguramente... Siempre pasa eso, Dante, es como una coartada. También celebraban en Europa el éxito de su Tratado de Maastrich mientras en los Balcanes violaban y mataban y expulsaban a la gente de sus casas sin que nadie hiciera nada...
Oprtunidad perdida para hacer una redada.
http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/201103/26/espana/20110326elpepunac_1_Pes_PDF.pdf
Toda la razón, Francis, ahí hay unos cuantos forajidos, chorizos, usureros, culpables de la crisis, que se benefician con ella, pero como el gobierno es su seguro servidor, pues así estamos... Hoy me han mandado una información protestando de lo que cobran, de que por ejemplo ZP es el único mandatario europeo que pasa los gastos de sus vacaciones familiares al Estado y se lo pagamos, incluso con el país en crisis. Es sólo un ejemplo, te mandaré el resto
Es más, Francis, acabo de poner la información que te decía en el blog Polis
http://polis-zbelnu.blogspot.com/2011/03/algunos-motivos-de-indignacion.html
Publicar un comentario