Foto: I.N., Escalera interior, 2011
Ayer por la tarde entré en Atmósfera cero. O tal vez fuese 1984. O Matrix. En cualquier caso fue una pesadilla y ahora me pregunto si habré logrado salir sólo un momento a la superficie a respirar, si cada vez tendré que volver a bajar a ese lugar horrendo, si me despertaré de nuevo allí después de atravesar mi largo umbral del sueño. El tono triunfal de quien me recibió en el infierno, la celadora reprogramada para reclutar nuevos prisioneros, me produjo aún más angustia. Era como llenarse de una intensa impresión de muerte, que se adhería al cuerpo como una masa caliente. Tú no eres de este mundo, me decía una voz interna, tú puedes salir de aquí. Me acompañó Tigridia y luego, mientras andábamos de vuelta, yo miraba esas casas que vacían completamente por dentro (en este país que desprecia el patrimonio incluso cuando cree respetarlo, como si los techos, las molduras, las columnas y escaleras y chimeneas no formasen parte del patrimonio) y sólo son fachadas huecas, hasta que las llenan de fealdad mediocre, y me sentía casi como una de ellas, triste y amenazada. Como la celadora insistía, le dije que prefería seguir arriesgándome fuera, en mi mundo, aunque eso supusiera el fin. Lo que se dijo allí no coincidía con ningún sentido común, ni sentido íntimo. Es lo que en castellano se llama "matar las moscas a cañonazos". Luego fui a La Central del Raval y hablé un momento en un programa junto con otros lectores de relatos (todos hombres excepto yo). No tenían nuestro libro Sinrazones del olvido, pero tenían otros tres míos, aunque había que buscarlos afanosamente por las estanterías para encontrarlos.
El cielo y el aire encajan perfectamente en ese tiempo de mi pesadilla. ¿Por qué he entrado yo ahí? ¿Qué ha podido ocurrir? ¿Tal vez ya no quedan resquicios de huida en el mundo? ¿Tal vez se acabó todo lo que conocía? Para quitarme los efluvios de esa pesadilla amenazante necesitaría una ducha de espuma antirradiactiva como la que les daban a Ursula Andress y a Sean Connery en aquella película de 007. Dos días antes alguien nos invitó a comer en un restaurante japonés maravilloso y luego me regaló un libro muy bien editado sobre Alexandre Cirici. Antes fui a ver un piso en una casa racionalista que siempre me gustó (y que sale en mi libro de BCN), y era barato, pero no daba a la callecita del jardín silvestre (donde se ha instalado un editor), sino a una calle ruidosa. Sentí el impulso de quedármelo para salvar el cuarto de baño y la cocina de la destrucción, pues según el hombre ignorante que me los enseñaba, "había que hacerlos nuevos de arriba abajo". Ni él ni el propietario comprendían el valor ni la belleza sobria de un baño de entonces.
Sigo traduciendo sobre Joan Miró, revisitando alegremente sus esculturas y pinturas, paseando por el Mont-roig y por las montañas mallorquinas con su mirada y su creación a ciegas. Dice Miró de sus esculturas de los años treinta: "Nunca las planeaba de antemano. Una fuerza magnética me atraía hacia un objeto, y luego me atraía otro objeto que añadía al primero, y su combinación creaba un impacto poético, además del impacto físico de su forma original, que desencadena el movimiento de la poesía, y sin el cual no tendría ningún efecto."
Ya no sé de qué dependerá que acabe mi novela. Todo se mueve. Se resitúan algunas prioridades. Se desvanecen cuestiones que antes importaban. Una escoba invisible lo barre casi todo, y también se lleva algunas ilusiones y aprensiones pequeñas. Empiezo a descubrir otras vías que encajan mejor con mi lógica y que tal vez... Leo de unos especialistas hindúes... Me pregunto si volveré a ser yo misma. Leo un librito de Amélie Nothomb para reseñarlo. Me llaman mis amigos. G. y J. me han acogido con una calurosa hospitalidad. Mañana por la mañana iré...
Rufus me ofrece su trato especial, cuida de mí con su presencia orgullosamente felina y me ofrece ese afecto ilimitado, sin perder nunca esa dignidad elegante de los gatos.
12 comentarios:
Totally agree. Atmósfera cero y la celadora son metáforas perfectas. Muy a lo Stanislaw Lem.
Gracias por la comprensión, misterioso Anónimo! Por un momento pensé...
Solamente felicitarte por esa foto... y esperar a poder leer esa novela.
Gracias, Friks! La casa es muy fotogénica, aunque los que la enseñan no lo sepan...
si quieres ver la atrocidad cometida por estos impulsores de lo moderrrrrno, visita el Hotel España, bien restaurado aunque decorado con saña feroz, (les escribí diciéndolo sin recibir respuesta alguna) o el de enfrente de casa, preciosa edificación transformada en mausoleo, o la puerta matrix de segunda y la entrada en plan carnicería pakistaní del chaflan modernista de valencia con ramblas, o el aggiornamento del edificio de enfrente de la Pedrera, sobre Provenza...
¡Cuánta ignorancia, cuánta voracidad!
La foto es verdaderamente preciosa y, como dice ese anónimo, las metáforas son perfectas. Pero, aunque se atraviesen momentos en que parece que no haya salida, la hay, y la atmósfera vuelve a ser respirable y se mira esa época casi con extrañeza, como si hubiera sido otro el que hubiera tenido que atravesarla.
Muchísimas gracias por incluirme aquí, por tu compañía, generosidad y apoyo siempre, incluso a pesar de, que son impagables.
No, Dante, no iré a ver esos horrores, avísame en cambio para cualquier resquicio de belleza que quede, la necesito para curarme de mis malaises...
Gracias, Bel M! Ojalá que sea como dices, y mil gracias a ti, por estar ahí, siempre comprendendiendo tantas cosas!
Isabel. detecto per alguns comentaris teus i d'altres, que no estàs passant un bon moment. Estaré al corrent dels teus llibres i compta amb mi si vols venir a la costa brava per fruir del mar i de tot allò tan bonic que tenim per aquestes terres. T'ho dic de cor, ja ho saps!
Aimia
Gràcies, Maria Dolors!!!!
"Ni él ni el propietario comprendían el valor ni la belleza sobria de un baño de entonces". De siempre conozco bien ese edificio de Duran Reynals por motivos personales, aunque de ese lado soleado y con vista a esos pitosporums que son un puro pecado. Y de los gordos, puro y duro maravilloso pecado.
Que puritanismo sucio invade aquí todo, esa asepsia fea de esos baños "de diseño". En Barcelona cuando se utiliza esa acepción es para salir corrriendo.
Exacto, Eph! Y en cambio, leyendo el libro maravilloso del aspecto más diseñador y publicista de Alexandre Cirici, me daba cuenta de qué idea tan distinta del diseño tenía él... y de la publicidad, llena de humor y de poesía
Publicar un comentario