Foto: I.N., Donde Girona se parece al Grund de Luxemburgo, 2010
Con un caballero del sur, a quien siempre me alegra ver. Estuvimos hablando de las dificultades de estos tiempos, de los cambios en lo digital (me interesó su punto de vista, no sólo de abogado que está en el mundo, sino de caballero pensante y bartlebiano) y le conté de mis propias dificultades para mantenerme a flote en este maremagnum de la escritura sin abandonarla del todo. No estoy descontenta, le dije, "y no deberías estarlo", me dijo él y habló generosamente de este blog y de mi escritura. No sé qué fue, pero salí de allí andando y mirando el cielo y los árboles como si todo estuviera iluminado, y en la parada del bus estuve garabateando unas posibles probaturas para mi congelada novela. On verra bien. Renuncié a los recados y tuve que recluirme a traducir sobre ese artista psicótico (cárcel por dentro, cárcel por fuera) que me ha subyugado con su universo alegre y triste, vital y confinado, y que intento descifrar despacio, con el viejo perfeccionismo que ya no recordaba, buscando cada cuadro para superar la ambivalencia del lenguaje y no equivocarme.
Luego salí otra vez andando hacia una cena china, y por el camino iba pensando y sonriendo y un joven motorista me miró como si estuviera loca. Yo buscaba caminos tranquilos y árboles y huía de las obras y estaba sumida en esos pensamientos felices de la joie paradoxale, así que cuando me encontré a alguien del pasado y habló oscuramente del mundo, tuve que nombrarla.
En realidad, había ocurrido algo más: cuando estaba recluida traduciendo, oí al segundo mirlo de este año. El primero fue hace unos días, en la calle Tavern y me detuve, pensando "se acaba el invierno", envuelta en una sensación especial, que también me devuelve a la infancia. Todos los años se repite, un atardecer, cuando llega esta época, canta un mirlo. Al cabo de unos días aparece otro. No puedo explicar ese eco en el aire que suena a bosque y a humedad y aire en las hojas. Y al fin empiezan a cantar todas las mañanas y todas las tardes y ya es la primavera y en Japón florecen los cerezos (ayer estuve con otro Soseki, más sombrío, pero lleno de esa naturaleza de los haikus, siempre contemplada y cercana, Momo, The Door)
En la cena brindamos por el Año Nuevo Chino y por nosotros y la conversación fue animada y llena de la celebración de nuestras mutuas afinidades y de acogida a un amigo chileno de F, aunque también flotaban ahí estos "hard times" que nos devuelven a lo dickensiano y yo siempre me interrogo, situándome entre los que casi celebran o se aterran por el apocalipsis y los que creen que la crisis es un estado de opinión y que habría que cultivar el buen humor y la esperanza para salir del hoyo.
Al volver releí La Légende du Mont Saint-Michel y leí Sur l'eau, dos diminutas maravillas de Maupassant, la primera con esa pelea genial del ángel (tan humanizado como un dios griego) y el demonio, la segunda esa noche de terror y ensoñación o presagios de muerte en el río.
Por la mañana he tenido una discusión con una funcionaria de correos. Encontré un libro, un clásico de la antropología que necesitaba G. con urgencia, en una librería de Eltx (o Elche), y me lo han mandado por correo hace ya ocho días, pero no llega. La funcionaria me dice que está en tránsito y que puede tardar tres semanas o un mes, le pregunto cómo puede ser que los trenes tarden tres horas y las cartas o paquetes un mes. Cómo puede ser que con la modalidad de correos más barata lleguen los libros de Londres en cuatro días y en cambio de (la Dama de) Elche a Barcelona tarden un mes. ¿Los transportan en burro, andando quizás? Por lo que me ha dicho (no estoy autorizada a decirle cómo los transportan), en su lenguaje repetido de autómata, he entendido que para castigar a los que pagan la modalidad más económica, retienen los envíos hasta acabar con los que han pagado más. Eso cobrando bastante más que los ingleses por un servicio mucho peor.
Después de traducir despacio, he bajado deprisa, porque llegaba tarde, y al rodear el claustro de la catedral, con esos contrafuertes de animales voladizos, hacia la Plaça del Rei, he sentido cómo ese paisaje me restaura, cómo me alivia que aún siga allí. Hace unas noches estaba yo admirando un gran magnolio que crece junto a la muralla (de noche parece susurrar) y la catedral, y mirándolo pensé "al menos a ti no te talarán", pero hoy mi amigo seráfico, con el que he comido, me ha enseñado dos tocones de árboles gruesos y sanos, con su placa distintiva aún en el suelo, que han cortado allí mismo, al parecer para poner una fuente, con ese absurdo espíritu arboricida tan tenaz que reina en esta ciudad.
Hemos comido en un japonés y después tenía una reunión en el MUHBA, para un acontecimiento de esta primavera que tal vez acabe coordinando y que podría ser bonito, sobre todo por el lugar donde se celebra. El martes daré una charla balcánica en L'Alliance Française de Sabadell, en el festival del documental que celebran en este mes. Y ahora llueve y llueve y se oye como una gran respiración oscura.
18 comentarios:
llaman desde argentina para anunciar una próxima muerte familiar, otra más.
es difícil dormir después de eso
se hace necesario pensarlo todavía aquí
decidir si el adiós será en silencio, como si ya se hubiera dicho todo
Cuánto lo siento, Dante, qué difícil
Antes que nada, Dante, decir que yo también lo siento mucho.
Cuantas cosas.. comento algo sobre lo del pesimismo. Parece como si recrearse en la crisis y en las visiones apocalípticas de alguna forma sirviera para aliviarnos, o por lo menos a mi me pasa. Pero me resisto.
Hay un economista haciendo predicciones terribles y todo el mundo le llama en la radio (al parecer) para poder oirlas de sus propios labios, incluso un extracto de su libro corre por la red.
Creo que debemos tratar de ser positivos y cultivar el buen humor como tu dices. Esta mañana le he dicho esto a un amigo y, acostumbrado a mi visión negativa, se ha asustado.
La cena fue muy divertida y ese resumen tuyo es estupendo.
Quin merlot més bonic.
Va ser un plaer.
Ja he comprat el llibre de'n Giono.
Febrero es un mes sombrío, pero al menos ya empiezan a cantar los mirlos y ya viene la primavera.
Friks: tienes razón con lo del pesimismo apocalíptico, tengo un amigo que siempre disfruta imaginando escenarios de vuelta a la Edad Media, sin luz, con comedores populares y viviendo todos juntos, refugiados...
Qué gracioso ese amigo que se ha asustado de tu cambio...
Pronto estará todo lleno de bichos que te animarán sin que te lo propongas
Gràcies, Només! Espero que t'agradi el Giono, és molt bonica aquesta història, segur que t'agradarà i així et viciaràs d'aquest autor
Emma!!! Pensaba contarlo al otro lado. Esta mañana me he despertado a las 5 y he abierto una rendija de la ventana 8así respiro mejor) y a las 7 me ha despertado un mirlo uq ha dado un concierto especial para mí! Ha sido la felicidad... Otra vez esa sensación de bosque perdida...
Me gusta la última frase que llega después d'une haleine large, a long breath, de todas las observaciones previas.
Sin esa haleine large (no estoy seguro de mi francés pero espero que me entiendas) la última frase había quedado casi sin sentido.
Ahora ha salido con un sentido enorme.
Un abrazo
Escuché la otra mañana, justo con la primera luz, ¡en medio de la Diagonal!, un canto especial y distinto justo en un paréntesis del tráfico. Ahora sé de "quién" se trataba, no lo recordaba, otro auténtico salvavidas y grito anárquico en medio del caos siempre un poco estúpido.
Tienes un oído estupendo.
Gracias, Giovanni! Ya sabes que esto es improvisación, jam session, pero se aprende algo, como los jugadores de ajedrez que aprenden en la calle, en la India, partidas de 5 minutos, y luego les cuesta resistir las de 3 horas
Gracias, Eph! No sé si tengo buen oído, es que estoy acostumbrada a escucharles: de pequeña los pájaros, los árboles, la luz eran mis aliados. Yo creía de verdad que cantaban para mí, que me mandaban mensajes, ya que nadie más parecía oírlos. Y algo de eso se me quedó.
"Y ahora llueve y llueve y se oye como una gran respiración oscura". Otra respiración, mucho menos oscura, es la que se oye siempre en tu blogueado diario. Es como un bajo continuo, una música invisible, como la del mirlo que escuchas, y a la que me gusta volver con la frecuencia que ya sabes. Parece imperceptible, por eso se nota sobretodo cuando falta.
Gracias, JML! Siempre me alegra encontrarte en este jardín imaginario! Escribí esa última frase sin pensar, cuando ya iba a darle al "publicar" y oí la lluvia y varios os habéis fijado en ella. M. me escribió un email donde dice (Traduzco del catalán) "Felicidades, Núñez, esa última frase es alta literatura", y me manda un poema suyo brillante donde se respira oscuramente. Yo estaba ahora con ese Soseki enfermo que escribe en el hospital cuando ha empezado a recobrarse y descubre que el médico que le curaba ha muerto (mientras vigilaba y se interesaba por mi tratamiento, él se encaminaba hacia su muerte) y el filósofo que durante su enfermedad (al leerle) "proyectó en mi espíritu aún difuso un rayo de luz deslumbrante ha muerto también". Él ha sobrevivido y escribe entonces su kanshi:
"Los hombres mueren,
Los hombres viven,
Pasan las ocas salvajes."
Cuando el pasado domingo 14 viajé desde Barcelona a Madrid, desde Sant Llorenç d'Hortons y, más adelante, antes de llegar a Mont Blanc, he visto almendros florecidos. Muchos almendros ya en flor.
Todo llega y aquí los mirlos también cantan hace días.
Aquí aún no cantan regularmente, pero es el preludio
A mí también me ha gustado esta entrada, con ese caballero del sur tan inspirador. Y la encorsetada respuesta, misteriosa, de la pobre funcionaria que no está autorizada a decir cómo transportan las mercancías, como si fuese un asunto de estado.
Gracias, Icíar! La pobre, amedrentada funcionaria... El libro ha tardado 11 días en llegar. Yo sigo convencida de que Correos lo hace así para disuadir a la gente de utilizar ese servicio y pagar aún más por un servicio normal, que en otros países es más barato.
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