Foto: I.N. A contraluz, 2012
Cuando acabé Los Maia, me quedé perdida en las lecturas. Es una novelaza, aunque me interesó mucho más la primera parte que el resto, tal vez porque acabé saturada de la teatralidad del ocio portugués, de esos personajes extraviados, de amorío en amorío con damas alocadas, y echaba de menos a don Afonso, que al menos siempre parecía centrarse en un objetivo, y a su hombre de confianza, cortésmente crítico. De pronto todo me aburría, no me atraparon Les Diaboliques de Barbey d'Aurevilly, me daba pereza entrar en el mundo gaucho de Don Segundo Sombra, leí los cuentos de El asesino triste de Gonzalo Suárez, sobre todo la primera parte, su pascaliana entrevista con el diablo, me dieron ganas de enviarle Un rey sin diversión de Giono, que traduje para Impedimenta, pero malheureusement no tengo ejemplares.
Mi cuerpo ha seguido los vaivenes emocionales que me han rodeado. Las noticias, a veces muy duras, de alguien cercano que está peor que yo, crearon resonancias físicas imprevisibles. Para rematar, dos obras han venido a turbar mi paz. Una es tremenda, pero está enfrente, la otra es un piso del edificio de al lado que están destruyendo entero, con maquinas taladradoras que serían ilegales en cualquier ciudad europea, donde se exigen silenciadores, pero aquí no hay nada que hacer, el cemento siempre manda, por algo somos un país tercermundista y salvaje, gobernado por políticos siempre corruptos. Siempre me sorprende que algunos crean que con la independencia se arreglaría algo, cuando nuestros supuestos partidos nacionalistas son sólo una turba de ladrones que desprecian por completo el país, y cuyo epítome es Millet. Sin embargo, mis análisis mostraron que ando por una buena vía y que mis defensas se han robustecido por primera vez en mucho tiempo.
Ha habido momentos de auténtica locura de ruido. Cuando me disponía a ver una película de filmin con cascos para evitar el horror, me quedé sin línea de teléfono ni conexión. Llamé a telefónica tan furiosa y harta de su mal servicio que el técnico debió de reaccionar y en media hora estaba resuelta la avería, por una vez, milagrosamente.
Ayer P.A. me trajo su estudio sobre La mirada de Ulyses de Angeloupoulos y un libro ardiente de Nikos Kazantzakis, Ascesi, traducido por Montserrat Camps para adesiara, con un prólogo que dibuja muy bien la trayectoria de Kazantzakis. El libro tiene un fulgor algo tarkowskiniano a mis ojos, ese misticismo terrestre, esa poética filosófica, ese camino me ha resonado también. "Sento que l'Univers se m'arrapa a la pell i m'acompanya com un cos". Hay que releerlo y estar ahí dentro.
No encuentro la manera de arrancar a escribir algo nuevo. Hasta ayer estuve corrigiendo el libro ya acabado. Aunque tal vez me queda algo pendiente que resolver en él. Pero no me decido a escribir la novela sobre médicos todavía, tal vez sea demasiado pronto y valga más distraerme en otra cosa, un viejo cuento pendiente de Sarajevo, por ejemplo. Tengo que reunir valor. La directora de la magnífica God Husband, Dear Son me sigue animando.
Hace un calor tremendo, bochornoso. De día el fragor de las obras (incluso esta mañana), de noche los gritos animales de esa gente que habita esta ciudad, que no sabe hablar sin gritar.
Sigo sin apenas sueños y el que tuve sigue siendo un enigma para mí, aunque haya algún indicio, pero el código me parece indescifrable. Se lo conté al hombre que escucha y tras alguna interrogación, me dijo: Vamos a dejarlo aquí.
Me ha llegado la noticia de un libro que tenía pedido en La Central y me he armado de valor (encomendándome a los dioses griegos para no encontrarme a nadie; la verdad es que en esto momento los encuentros sociales me producen alergia) y he ido a buscarlo con J., hemos recorrido un trozo de la Rambla Catalunya y a la sombra corría brisa, al sol era desesperante. Y al llegar, qué maravillosa edición de los cuentos de Ramuz, Histoires, con un dibujo de Matisse en la portada. De paso me he llevado El premio Herralde de novela, de Jordi Bonells, They de Rudyard Kipling y J. me ha obligado a llevarme un libro de la Nothomb, que no me atrae, pero él está convencido de que sí me gustará, Une forme de vie. Luego he tenido una agradable visita inesperada de V., siempre llena de su brillo, vitalidad e interrogaciones. Y luego he acabado en el parque.
Por cierto que A.R. me ha mandado el link de una reseña de Mis postales de Barcelona que mañana colgaré aquí. La firma Frederic Yxart. Me ha hecho mucha ilusión leerla.
6 comentarios:
A propósito de lecturas, a ratos, estoy en prueba con mis nuevas gafas de cerca, me paseo porlas "Cartas de amor", de Mark Twain. Me resulta curioso que un hombre, y de aquel tiempo, declare su amor tan ardorosamente a Olivia, Livy, como la llama siempre, aunque veo en varias manifestaciones una trampa emocional. Es un autor que en mi juventud me hizo pasar ratos inolvidables con su "Tom Sawyer" y el fantástico "Huckelberry Finn". Para amargarme un poco más estoy con "La economía del miedo", de Joaquín Estefanía y para liberarme un poco de todo entro en el sótano de "Tu y yo", de Nicolo Ammaniti,para ver si me tomo vacaciones de esta mala temporada que estoy viviendo.
Saludos cordiales de Pilar Lasheras. Ayer encargué dos libros tuyos.
Curioso y contradictorio Mark Twain... A veces tan ingenioso y sorprendente y otras... Ah, yo ahora no puedo leer algo como "La economía del miedo", aunque seguro que está muy bien, yo necesito protegerme para curarme. Ojalá te gusten mis libros!
Tienez razón, Isabel en lo de protegerse para curarse, pero, sabes? sólo conseguí un día estar sin escuchar noticias. Todos en casa estaban asombrados porque me gustan las tertulias políticas y estar al día, pero creo que tengo ya el veneno en la sangre. Lo que sí me protege, y añado, me ha salvado la vida más de una vez, es la lectura. Esa si es una auténtica coraza protectora que te deja permaecer en un mundo a tu medida, sorprendente constanteente,esto ya lo sabes.
Sobre Mark Twain, y ahora que lo recuerdo, hace tiempo leí "Diarios de Adán y Eva" y con estas cartas que estoy leyendo...es posible que Mark "inventara" el fuego,pero Livy lo conservó. Saludos, Pilar Lasheras.
Pilar, no me malentiendas, yo sólo he empezado a hacerlo desde que estoy muy enferma y necesito todas mis fuerzas para curarme. Si no, yo estaría ahí, en las manis y escribiendo en mi blog Polis y eso que sigo poniendo en facebook enlaces para recoger firmas y otras convocatorias y rebeldías! Creo que haces bien, este país necesita oposición! Es sólo que yo, ahora.... en fin, si vieras mi fragilidad física lo comprenderías
Lo siento Isabel, no sabía que te encontraras mal. Te tengo que decir que la política y la lucha que intento hacerles llegar a mis hijos es lo que me mantiene, más o menos, entera. Yo tampoco me encuentro bien. Además de las noches sin dormir, a pesar de los fármacos que me dan, tengo otros problemas físicos. Hoy, creo que me arrastran al médico.
Intentaremos, Isabel, que estas líneas nos curen de alguna manera. Me alegro tanto de haberte encontrado...Es un alivio, sintiéndome tan decaída, poder escribirte estas líneas.Perdón si te he molestado en algo. Gracias y fuerza! Pilar Lasheras.
Pilar, no es que me encuentre mal, es que me han sentenciado y yo intento contradecirles y curarme, pero para la medicina ortodoxa yo no me salvo. Esto va en serio.
Espero que lo tuyo no sea nada
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