martes, 31 de julio de 2012

Journal dans le bois


Zeitung  im Wald. Así se llamaba una pieza sutil y delicada de Meret Oppenheim que yo quise poner en la portada de mi primer libro de relatos, y el museo suizo que la acoge sólo me pedía que incluyera "por cortesía de", pero vegap me pedía una tarifa excesiva que tenía que pagar yo misma y al final renuncié y acepté una foto que quedó magnífica e igualmente sugerente. La pieza de Oppenheim sugería un periódico abandonado en el bosque con un crucigrama donde a los cuadrados negros les hubiera crecido hierba. 
Todo lo que aquí me rodea es pura belleza. Oigo pájaros que silban, una abubilla nocturna y hace un rato, sentada fuera, tenía una mano extendida sobre la mesa y una gran mariposa amarilla ha venido a posarse en ella. No me he atrevido a moverme para fotografiarla y se ha ido enseguida, ¡pero qué privilegio! Los grillos me recuerdan a La collectionneuse de Rohmer y a las conexiones que JLG hacía entre esa película y mis cuentos. Ayer murió Chris Marker, otro pedazo de mi mundo que se va, con esas películas que me cambiaron la percepción del cine y de las cosas. También ayer me bañé en la alberca, aunque la salida fue muy difícil, sobre todo con este frágil cuerpo mío de ahora, y no sé si osaré repetir, a menos que me ingenien una escalerita. Tiene un sistema ecológico para mantenerse limpia y renovar el agua con sus plantas. Hay rincones del jardín donde la temperatura baja unos cuantos grados. A veces me quedo simplemente contemplando el balanceo de los árboles o las sombras vegetales proyectadas por detrás de mi cortina blanca, que se agita y cambia de luz. 
Leo unos deliciosos cuentecitos de Narayan que me trajo JP, y The New Yorkers que me trajo Catherine (hoy un cuento erótico de Junot Díaz, un artículo sobre el aumento de la desigualdad en USA en las últimas décadas, con interesantes citas de Tony Judt, y una pieza apasionante sobre el "conde rojo", Kessler, mecenas y amigo de artistas, buen escritor, cuyos diarios se han encontrado en un archivo sellado en Mallorca y acaban de traducirse al inglés). Comemos las verduras del huerto y J. me resuelve los problemas tecnológicos, la compra en el pueblo, la compañía, escucha mis quejas, me cuenta cosas... Vienen a verme amigos, vino Berta C., mi acupuntora, que vive aquí al lado, y Jordi E., que me trajo una foto preciosa suya, sabiendo que me encantaba y que me hace pensar en una versión oriental y sensual de El sueño de Jacob de Ribera. Ahora vendrá Pepe R., que está en un momento feliz, y mañana la Belle Elaine y el sábado Tigridia... Y me dicen que A. está tranquila y bien en su centro, rodeada de árboles y bien acompañada.
Y sin embargo, sarinagara, mi cuerpo ha seguido ese retroceso por el estrés y el agotamiento del traslado y la llegada sin descanso, de forma que esta mañana, tras un momento de pánico, decidí tomármelo con mucha calma e intentar no preocuparme y pensar que todo se irá normalizando poco a poco, aunque eso suponga aguantar las molestias un poco más... pero sin añadirle inquietud. Y aprendiendo más la máxima de T. S. Eliot sobre la humildad. Y procurando tener esperanza... Tengo mis cuentos a la espera de poder sentarme más tiempo al ordenador... espero que mañana o pasado ya pueda hacer ese esfuerzo. Anoche, en pleno momento de desesperación, subí el montículo por detrás de la casa de J. y vi la luna, muy creciente sobre el tejado cubierto de plantas y oí croar a las ranas. Luego silbó ese pájaro desconocido. Y sólo más tarde llegó mi abubilla. Pero antes, nos sentamos en la penumbra del jardín de detrás y oímos moverse a un animal agazapado. ¿Qué sería? Un conejo habría huido de un salto, pero el animalillo invisible de ayer no era tan ágil. Era pequeño. Tal vez un erizo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

M'agrada llegir que estàs en un lloc tan idíl·lic. Segur que contribuirà a la teva recuperació!
Una abraçada,
Dolors U.

Belnu dijo...

Gràcies, Dolors! Això espero... Mentrestant aprenc a tenir paciència, entre altres coses... Que tingueu un bon estiu amb bones lectures, i una abraçada també