domingo, 9 de septiembre de 2012

Vivo


Foto: I.N., El cielo de ayer por la mañana, 2012
En mi extraña burbuja alejada de muchas cosas del mundo. Escribo despacio, un pensamiento diario, le dije a V. y ella contestó enseguida: "Como los poetas chinos!". Leo despacio un libro reflexivo y maravilloso de Teju Cole que voy a reseñar para La Vanguardia, y no hablaré de él aquí, sólo diré que me acompaña. J. me ha envuelto en suplementos literarios franceses y anglosajones, revistas internacionales, cosas que antes no podía leer sin sentirme culpable y ahora leo con fruición. Pero el tiempo se me escapa. A veces tengo que pedirle a los amigos que no me visiten tanto porque, aunque no pueda traducir, sí puedo leer y reseñar y escribir mi extraño libro informe. "¿Por qué extraño?", me pregunta la mujer más guapa del mundo, que me compró sabiamente cuatro atuendos para este nuevo cuerpo difícil con el fresco (aunque luego volvió este calor pegajoso y desesperanzador) y salió en uno de mis sueños más cortos e intensos y se convirtió en personaje precisamente de ese libro, aunque fuese una aparición. Extraño porque escribo de algo que aún está ocurriendo, y si siempre escribo a tientas esta vez la oscuridad es más densa y más llena de interrogantes, o tal vez porque escribo más que nunca sobre mi propia perplejidad, el asombro, la incredulidad. La escritura está hecha de preguntas y ecos.
 Volví a ver al hombre que escucha. Pensé que no me cabría todo en una sesión después de un mes a cámara lenta, pero sí que cupo. Los sueños se desentrañaron solos nada más llegar allí, con todo su misterio (en facebook, alguien hablaba de sus sueños como si no tuvieran misterio, ni poética ni fascinación en su lenguaje, como si su interpretación fuera exacta y aburrida, me sorprendió que no viera más, le recordé que no por casualidad el mundo onírico había fascinado a los surrealistas, a Lewis Carroll, a Michaux, a Jeff Noon, a tantos y tantos escritores, pintores, cineastas... Pero fb es un terreno abrupto donde hay lugar para todo). También restrinjo lo social porque a veces necesito tiempo para atender las miserias de mi cuerpo. Hay gente que hace visitas concisas y comprende que estoy como estoy, otros se olvidan y pretenden venir con películas a pasar la tarde. Tal vez, después de todo, sea su deseo de verme como antes, hacer las cosas que hacíamos antes, aquella libertad de organizar el tiempo sin tener que sufrir en lo pequeño, en lo fisiológico, en lo íntimo, en el encuentro con el cuerpo. ¡Cómo añoro yo también aquella vida! Y espero volver a ella. Y celebrarlo con ellos. JN se ha ido otra vez a California, a recibir sus premios, en un viaje al que yo tenía que acompañarle... de no haber estado enferma. Me gusta imaginarle allí. Aunque yo ahora no siento perderme nada en concreto, sólo siento perderme la libertad de un cuerpo que no me oprimiese.
Fui a ver a un médico que me dio esperanzas, un cirujano distinto de todos los que había visto (todos los demás eran boxeadores, agresivos y llenos de desprecio y de sentencias muy radicales, de fechas arbitrarias y osadas para predecir mi muerte), humanista y cauto, me cambió el panorama haberle visto. Naturalmente no tengo certidumbre de nada, pero al menos cuento con alguna posibilidad más.
Y algo se revolucionó en mi cuerpo para bien, aunque dolorosamente, gracias al efecto poderoso de la reflexología. También decidí cumplir con algunos propósitos físicos que me exigen pequeños esfuerzos diarios, cierta ínfima disciplina, pero que me ayudan a ir recuperando cierto tono dentro de esta falta de tono. Me dicen que mi voz se nota más energética; es gracioso que sea tan universal, que todos lo adviertan. 
La vuelta del calor no ayuda. Un calor bochornoso que inflama y ralentiza las mejoras del cuerpo. Ayer J. volvió de París con un lujoso y mítico regalo para mí. Al ver la bolsa me asusté pensando en lo que le habría costado y temiendo que no me gustara, pero me encantó. Y me hizo ilusión tenerlo, un fragmento de belleza en este inframundo mío. Como los atuendos que supo encontrarme la mujer más guapa del mundo, que me consolaron tanto de esa pérdida física que ella comprende muy bien, de poder al menos envolverme en cierta belleza. Vino a verme V., que siempre lo comprende todo y parecía vibrante de vida. Cuando se fue me dijo que me había visto mucho mejor, aunque no supiera explicar en qué, algo distinto.
Muchos me llaman para preguntarme si necesito algo y traérmelo. Hay gente que me escribe cosas maravillosas, como un asistente de mi curso de este año, el arquitecto humanista, o una abogada que jugaba conmigo en la playa de Roses donde empieza mi novela, y que ha reaparecido y me lee, o mi ex cuñado escritor DC, que dice no saber decir y lo dice perfectamente, o mi amigo seráfico y céltico, que acaba de volver de Galicia y me lee o alguien que estuvo conmigo hace años y que también me lee desde no-lugares donde ruedan, todos con su deseo y su voluntad de que yo vuelva, me libere de esta esclavitud corpórea y pueda andar como antes, y más extensamente, me llega la crónica india y tibetana de mi amigo JP, que hoy he pasado por el filtro del diccionario para dotarla de acentos y eñes (en los teclados de allí no los hay) y que dice así:
  Sigo en Ladhak, ya un poco más calmado aunque todavía en un estado enrarecido quizás , supongo, por la altura.
  Visité un montón de monasterios que están en los alrededores, porque todos ellos pero sobre todo uno que se llama Anchi tienen unos frescos que me entusiasman, además de los templos y monasterios en sí.
  Ya el viaje es divertido, recorrer esos espacios casi lunares, con montañas de arena y rocas que se ven humanizadas por los chorten, las stupas que hay a millares y en todas condiciones de conservación, algunas tan desgastadas por la erosión que ya casi vuelven al polvo, los muros de guijarros, las banderas flameando al viento, y luego encontrarse esos valles deliciosos por donde pasan regatos murmuradores y los álamos se mecen y silban con el viento.
  A veces me quedo a meditar con ellos. Pienso en ti cuando hago una ofrenda. Me gusta despertar por la mañana al alba y ya oír las ruedas de oración girando lanzando al cosmos sus mensajes de compasión y de unidad de todos. Me parece maravilloso que la gente, aunque sea por rutina, continuamente se aparte de sus preocupaciones diarias y
ofrezca esa manera tan simple y bella de plegaria.
  Estoy leyendo a Bernanos, te acuerdas que te dije que lo traería?, y aunque a veces sermonea tiene frases que me estimulan, dice por ejemplo: "On ne prie jamais seul" o "Je sais parfaitement que le désir de la prière est déjà une prière et que Dieu ne saurait demander plus."
 Leí El resplandor de la hoguera de Valle que me encantó, como siempre, y La Veuve ...de Simenon que me entretuvo pero tampoco a pesar de su toque dostoyevskiano me sedujo tantísimo como a los franceses de antan.
  Una de las cosas que me fascinan de los viajes en microbús cuando hago mis excursiones a los monasterios es cuando de repente empiezo a oír un mantra o una plegaria y busco entre la gente quien está recitando, para darme cuenta al cabo de un rato que a lo mejor es el viejecito que tengo al lado y que va mirándolo todo sin que apenas por el movimiento casi imperceptible de los labios parezca estar rezando,  es una técnica que solo tienen los tibetanos; las resonancias son increíbles llenas de armónicos.
   Por las tardes voy a ver los partidos de polo que me encantan, no sé si te comenté que me alegré muchísimo al llegar y enterarme que mi estancia coincidía con el festival de Leh, me gusta ir a ver las miserables barracas y el circo que montan los indios, la pequeña muchedumbre de ladhakis que se arremolina para ver o para montar en unas norias primitivas o en cochecitos de plástico para los niños.
Tengo montones de fotos de todas estas cosas para enviarte pero en Ladhak es difícil y caro, hoy estoy teniendo mucha suerte porque no hay corte eléctrico. Mejor te las envío desde Varanasi.
   Hoy al levantarme la señora de la pensión estaba en el pequeño jardín lleno de flores, sobre todo dalias y girasoles, y algunas coles o berzas, vi como con casi diría ternura llevaba un gusano en una hoja de col fuera del huerto y lo dejaba en la calle. Esas pequeñas cosas me alegran el alma.
  También hubo Chams, las danzas sagradas de los tibetanos, realizadas por los monjes del monasterio de Hemis, el más grande de los de aquí, ya fui dos veces a verlas y quizás vaya una tercera. Meditación en movimiento, sus ritmos me dejan colocado para todo el día con la música persiguiéndome, alentándome.
  Te escribiré con más calma desde Varanasi, aquí siempre estoy inquieto pensando que se borrará todo antes de que me de tiempo de enviarlo y eso que desde la última vez esto ha crecido de un modo horroroso y aunque no quiero acabar con una nota negativa el progreso terminara con ellos. Sigo pensando que los turistas son el mal del siglo, que son el animal más estúpido que se creo, y además les han dado maquinas para que se entretengan. por desgracia soy uno de ellos.
Un beso desde "el techo del mundo".
Ayer fui con J. a la Rambla Catalunya, en un gesto heroico, a comprar algo urgente y pasé un momento por La Central. Un librero amigo (escritor, corredor y cinéfilo) me dijo que alguien acababa de pasar por la librería a comprar todos mis libros. Me hizo sonreír: yo sabía quién era. La niña de la playa de Roses. Hay gente que leyéndome se ha ido acercando a mí autrement, de la forma que yo prefiero, como una amiga de mis amigos, hija y sobrina de escritores y poetas, que vendrá a verme el viernes con una amiga fotógrafa preferida. En La Central aproveché para pescar un libro que me había recomendado mi amigo seráfico, de Miyamoto, que leeré cuando acabe esa lectura reflexiva, lenta, caminante y neoyorquina de Teju Cole. Y también otros libros secretos, de los que ya hablaré.
Hoy aprovecho que unos amigos cancelaron y voy a descansar de visitas, le he dicho a J., y él me ha contestado: "Pues G. va para allá". Pero G. no es una visita, es otra cosa, si yo estoy echada, él también se echa, me enseña una canción, me cuenta cosas, dormita conmigo, todo en una plácida ociosidad, cuida de Rufus, se ocupa de sus cosas, y verle con toda su fuerza y su belleza me alegra y me transmite algo vitamínico y vital. Eso no significa que no me alegre ver a los amigos, al contrario. Lo que no puedo hacer y en algunos casos o en ciertos momentos me desconcierta que me lo pidan, algunos de forma periódica y perezosa porque no leen blogs o no tienen paciencia, es resumir cómo estoy en un email o un what's up. A los que me preguntan no sé si responderles "Bien, gracias, ¿y tú?" o decirles que si de verdad quieren saber, me llamen cuando tengan tiempo y les contaré. "¿Todo bien?", me preguntó alguien en un día terrible y le contesté preguntándole si era un sarcasmo. Y es que a veces, cuando todo duele, todo cuesta y parece que la pesadilla tenga que ser eterna, cuesta mucho tener sentido de lo social, hacer concesiones, ser siempre amable... En la calle me encontré con E. en otro mal momento y me preguntó qué tal: Mal, mal, le contesté a todo, harta, hasta la coronilla... y J., que venía conmigo, me dijo que había sido antipática y lo sentí porque E. me gusta, pero a veces, ¿qué se puede decir siendo sincero, si no queda energía para mentir o disimular? Otro día se presentaron sin avisar mi vecino y la antigua portera. Yo estaba en un momento malísimo y sólo abrí creyendo que era una amiga de confianza, que me traía un remedio necesario. "No puedo atenderos", les dije, "estoy en un mal momento". No sé si lo comprendieron. Ahora no puedo recibir visitas sorpresa y a veces ni siquiera las esperadas pueden prolongarse.
Rufus sigue conmigo. Cuando me despierto en la noche y me voy a la sala, viene enseguida a mi lado a  acunarme con su ronroneo y su belleza gatuna. A veces se lo digo: es una suerte haberle encontrado. Ahora me despierto a las cinco y veo siempre amanecer, lo vemos juntos Rufus y yo. Anoche sorprendí una pequeña lagartija en la terraza y deseé que Rufus no la viera. Esta mañana, a las seis, estaba dentro, junto a mi mesa de trabajo, y he vuelto a temer por ella. Era salamanquesa, transparente y preciosa, con sus manitas delicadas y me ha mirado un momento. "Vete, vete", he pensado yo. Creo que no la ha encontrado. 
Voy a dar un cortísimo paseo, a estirar las piernas y a seguir leyendo a Teju Cole. También es una suerte poder disfrutar de la tregua silenciosa del domingo.

30 comentarios:

Ana María dijo...

Eres una escritora verdaderamente extraordinaria. Los que siguen tu blog, tendrían que leer tus libros y guardarlos como oro en paño. Yo lo hago. Y cuando mi hijo sea más mayor, compraré de nuevo todos tus libros para él, porque los míos no pienso prestarlos. Regalarlos sí, pero prestarlos nunca: sé que ya jamás me los devolverían. Gracias,muchas gracias por tu arte.
Ana

Belnu dijo...


Oh Ana María, mil gracias por tu lectura generosa y entusiasta, ¡cómo me alegras!

Anne-Hélène dijo...

Escribes vida, Bel, porque la vida es asombro, como los sueños. Un día te asombrarás de ver tu cuerpo danzar y recorrer ese asombro perpetuo con fluidez y sin dolor, y otro día habrás olvidado ese asombro y te asombrarás de haber escrito todo esto.

Seguro que la salamanquesita se habrá salvado. Ya conoces mis historias de salamanquesas, la de Pekín y las de Barcelona. Pero la de Rufus seguro que se salva y seguirá asombrada del cosmos que es tu terraza lo que dura una vida de salamanquesa.

Belnu dijo...

Gracias, Anne, me cuesta menos creer en la vida de la salamanquesa que en la mía y al mismo tiempo, me cuesta creer que siga atrapada en esta telaraña de dolor y deformación...

Anónimo dijo...

Lo que nos llega de lo que escribes es un bálsamo para el alma y el cuerpo. Cómo explicas el asombro, la cotidianeidad, el cuerpo extraño en el que habitas... Esa placidez y esa paz que no sé si sientes pero que sí transmites, que es lo importante de un escritor. Lo importante, diría más, es lo escrito, no el escritor. No sé, Isabel , si eres consciente de lo bellísimo de lo que escribes. Creo que no sabes hasta qué punto conmueve, que crees que son halagos para animarte. Estás en estado de gracia, no hay más. J.G.

Belnu dijo...

Mil gracias, J.G., yo no puedo saber lo que escribo, no veo hasta mucho más tarde... Pero me consuela mucho la idea de que así fuera...

Anónimo dijo...

Tranquiliza leer que ha surgido un cirujano esperanzador. Y me llena de felicidad ver todos estos amigos luminosos que te rodean y que tan bien describes. Y leer esa prosa melodiosa dolorosa capaz de encontrar belleza en esta intensa perplejidad. Besos, muchos, Dear Bel.
Atalanta

Belnu dijo...

Un millón de gracias por esa lectura tuya, Atalanta!

Anónimo dijo...

Respirando el aire humedo de la tarde de Barcelona en ese barrio que estos dias comparto inesperadamente contigo.. y en esa quietud de domingo entre momentos en la pantalla esta que nos comunica... Me gusta el titulo : Vivo y la idea de la respiración de la bella criatura transparente escondida y refugiada a la par...
Esther

Anónimo dijo...

Yes, Bel, live and buy four dresses wisely and continue to write wisely and with beauty. I see you in everything in my city, I see you everywhere, especially the in the trees and the hearts in my path.
Sid

Anónimo dijo...

Uf, (después de leerte). ¡Vive sin preocupación, querida Isabel, y escribe! Magus-Rufus se encarga de todo lo demás (me lo cuenta, me lo chiva). Los amigos sé que también te están cuidando y queriendo (no me lo chivan, pues no los conozco, pero lo sé: Rufus me lo dice cuando estoy escribiéndote).
Frr

Anónimo dijo...

Tu escritura, como tu voz, está llena de energía y es tan sugerente. Seguro que de ese proceso de escribir a tientas resultará algo acabado y manífico. Y deseando leer tus reseñas y comentarios sobre esos libros secretos!! Y añado: y esa escritura aunque ciega, seguro que luminosa!!
Bel M

Anónimo dijo...

Isabel, me gusta lo que escribes. Supongo que guardarás todo este casi diría diario desde el principio, lo podías publicar, sería un éxito.
J.A.A.

Anónimo dijo...

‎Isabel, tu escritura siempre bulle. Bulle vitalidad, y abunda en imágenes. Es hermosa la descripción que haces de esa lagartija transparente y salamanquesa: un puro y gran palpitar a la vida.
¡Grandes abrazos! :)
J.L.M.N.

Anónimo dijo...

Preciosa entrada y sobretodo buenas noticias del cirujano !
Agrimensor F

Anónimo dijo...

Tu escritura, como tu voz, está llena de energía y es tan sugerente. Seguro que de ese proceso de escribir a tientas resultará algo acabado y manífico. Y deseando leer tus reseñas y comentarios sobre esos libros secretos!! Y añado: y esa escritura aunque ciega, seguro que luminosa!!
Bel M

Belnu dijo...

Espero que con el permiso de todos, traslado aquí algunos de los comentarios que me han puesto en fb

Anónimo dijo...

La teva mirada -que brillarà sempre, ja t'ho vaig dir- segueix sent generosa: quan cal amb la bellesa i quan cal amb la brutalitat. Com amb el ginjoler, com amb les relacions entre els homes i les dones, com amb la infància, com amb les guerres dels balcans. I de fet jo et vaig veure els ulls més bonics que mai. Ergo, malgrat tot, malgrat els mals moments, malgrat els canvis corporals, malgrat el dolor, de qualsevol tipus, espero que segueixis mirant així. I està clar que no sóc l'únic. El llibreter amic

Belnu dijo...

Gràcies, llibreter amic! Per aquestes frases lluminoses i aquestes esperances! Esperem que sigui com dius!

Icíar dijo...

Un abazo, Isabel.

Marta J, del nomesploraria dijo...

Llegides les postals; donen ganes de tornar a visitar els llocs que descrius. M'han encantat, com aquest "vivo" que llegeixo avui.
Penso en tu.
Un petó.

Belnu dijo...

Gràcies, Marta, guapa!

Anónimo dijo...

Isabel, cuanto me alegro del nuevo cirujano amigo!! espero todo vaya muy, muy bien. Leer tus textos es un inmenso placer, me transmites paz, armonia..
Mone

Anónimo dijo...

Es casi unánime lo de que transmites paz y armonía.
Julia G.

Anónimo dijo...

Isabel, seguro que sabes el magnífico y generoso regalo que me haces (nos haces) con tus escritos, pero por si acaso, muchísimas gracias.
Marisa L.G.

alicia dijo...

vivo, luego existo. No todos lo hacen,viven como seres simples, se levantan, cepillan los dientes, van a la compra, a la oficina, a la universidad, pero no existen. Sus mentes planean sobre los objetos, los amigos, la familia...pero no existen.
Alicia.

Isabel dijo...

Sigo tus palabras una a una, y embelesada por lo bien que dices lo que acontece, me dejo guiar por tus enlaces y aprendo nombres nuevos, pero, sobre todo, te doy las gracias porque tu lectura me invita a la escritura, eres una fuente de inspiración bellísima.

Gracias.

Belnu dijo...

Gracias, Isabel!

alicia dijo...

En una librería encontré el último libro de Teju Cole. lo estuve hojeando, pero me gustaría que te extendieras un poco al hacer un comentario sobre esta obra. Gracias.
Alicia.

Belnu dijo...

Lo siento, Alicia, no puedo. Trabajo para La Vanguardia, he escrito una reseña y se publicará ahí, no voy a revelar su contenido antes de que se publique, me parecería poco ético. Toda colaboración exige cierto compromiso, creo yo. Una vez se publique lo incluiré en mi blog de artículos.