Foto: I.N., Gato barcelonés contemplando la calle, 2012
A, doctora en Filología, me escribe sus impresiones tras la lectura de Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes.
Llevo dos semanas queriendo escribirte para contarte cómo
me gustaron tus conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes. Antes de
irme a París, terminé Si un árbol cae y me fascinó. Cuanto más leía, más
me atrapaba la lectura.
No se trata sólo de la selección que hiciste, lo acertado
de las preguntas y el modo en que las formulas: tu forma de contextualizar cada
entrevista va mucho más allá de la mera introducción al personaje y su mundo. Y
es que la organización significante de tu escritura es literaria, claro, y, por
más que, esta vez, tu lenguaje se quiera transitivo (esencialmente referencial),
la estructuración material que impones a ese discurso cognoscitivo hace que el
texto se emancipe y se vuelva hacia su propio poder de crear sentido, ése que
le permite decir con más fuerza y más inmediatez que un aluvión de datos.
Lo pensaba, por ejemplo, cuando te leía aprovechar el
dato de que tu anfitrión, Petar Grujičić, vivía en 27 Marta para lanzarnos de
cabeza y sin avisar a esas raíces por las que, como tantas veces has dejado
caer, el conflicto balcánico se nutre, aun hoy, de la sangre vertida en la
Segunda Guerra Mundial. Ninguna explicación hubiera llegado tan eficazmente a
la conciencia del lector.
Consigues decir (y, sobre todo, sugerir) de forma tal
que, a veces, tu relato introductorio resulta más esclarecedor aún que el
discurso del personaje en cuestión o, mejor dicho, hace que comprendamos
muchísimo mejor todo lo que encierra el discurso del personaje. Y luego está el
modo en que estructuras y engarzas las sucesivas entrevistas de forma que el
lector va penetrando cada vez más profundamente en el tejido balcánico.
No sé si era Stephen Vizinczey (el de In Praise of
Older Women) quien hablaba de dos clases de literatura, una que ayuda a
comprender el mundo (y, por lo tanto, a pensar libremente) y otra que sirve
para olvidar (en un interminable juego manipulador). Tu pluma corresponde,
obviamente, a la primera clase. Escribas ficción o entrevistas periodísticas,
tu modo de comunicar es literario, y creo que son tus procedimientos de
creación literaria los que hacen de Si un árbol cae una herramienta de
prospección de la antigua Yugoslavia más eficaz que cualquier análisis
político. Ayuda realmente a comprender, no sólo el pasado, sino también las
tensiones del presente. Le encuentro un incalculable valor epistemológico.
Supongo que muchos estudiosos te lo han dicho ya.
Me ha gustado mucho, mucho. Después de estas semanas en
la Sorbona sin apenas tiempo para otra cosa que la burocracia universitaria,
esta tarde he vuelto a abrir tu blog, a tiempo para leer tus dos últimas
entradas. Es un gustazo leerte.
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