domingo, 1 de enero de 2012

Un manto de música

Foto: I.N., Rufus y el año, 2012
Ayer puse Arte Tv, que ponía un especial conciertos de año nuevo, desde Osaka a Leipzig, con Zubin Mehta y tantos otros, y me envolví en esa música como si fuera un manto. Había decidido no moverme de casa y quedarme con Rufus en un pequeño ritual solitario después de tres noches saliendo por ahí, y estuve leyendo en el sofá, acabé el libro (agudo y lleno de gracia y citas) de Simon Leys, leí a Hannah Arendt discutiendo sobre el mal, la política, Kant, Maquiavelo, Eichmann, la pregunta de la muerte... Y también leí (gracias a un experto cinéfilo facebookiano) Esculpir el tiempo de Tarkovsky, buscando rodearme aún más de ese misterio o esa luz misteriosa que une en mi mente la escena clave de mi novela con La infancia de Ivan, aunque probablemente nadie podría comprenderlo... Y me deslumbró otra vez con sus comentarios, recordé las escenas del agua y la orilla y la emoción brusca y fría del bosquecillo de abedules.  
Pero en medio de mis lecturas de sofá, interrumpidas tan sólo por  algunas llamadas y breves conversaciones con "el hombre que ya no llamaba demasiado",  apareció la Belle Elaine y acabé yendo a tomar una copa a su casa de la colina, con unos niños alocados que se armaban hasta los dientes para salir al jardín, por si les atacaban los gatos, decían, y un invitado había traído quesos de París y hablamos de biografías y malas y buenas novelas y de cómo escribir sobre lo autobiográfico, en parte porque el hombre que venía de París estaba fascinado con la biografía de Steve Jobs (a pesar de) y quería sólo escribir y leer biografías (como J., que lo alterna con Casanova, en una asociación viril que encaja con su serie favorita; ahora bien, cómo cambian los cánones: curiosamente, ahora, esa imagen de Casanova de la portada no puede parecer menos viril ni mostrar menos sex appeal). Al salir de allí me sorprendió que incluso su calle estuviera abarrotada de gente ataviada con brillos y coches con bocinas. Pero llegué a mi casa en un paseo agradable, a pesar del bullicio, y me esperaba Rufus, que alterna un humor patinador y noctámbulo con momentos en que casi me exige abrazos y cepillados. 
Mientras la música me envolvía, pensé de pronto que así debía de protegerse mi padre del mundo, él con su habitación preparada para escuchar, su equipo revox, sus amplificadores y todo aquel encantamiento suyo de los conciertos y los viajes musicales. Por la mañana he visto a Ariana Savall con su arpa en un monasterio románico, sobre unas cumbres rocosas, pura imagen que me ha recordado la idea de mi amigo músico hollywoodiense... Ayer dijeron en otro reportaje matinal, justo antes de los conciertos, que la comprensión de la música no era exclusiva de los humanos (se veía una cacatúa blanca siguiendo el ritmo) y Rufus lo confirma: él tiene sus músicas favoritas. Es un gato ecléctico, tal vez por su pasado, puede disfrutar de muy distintos tipos de música, pero hay melodías que le dejan indiferente y sin embargo, otras le atraen y solazan sin ninguna duda.
En el andén del metro, me encontré a un amigo librero y escritor, que siempre me sorprende enfrascada en la lectura. Llegaban las felicitaciones de año nuevo encadenadas (también G, que celebraba el fin del 11 en Girona) y yo oía los aplausos como lluvia. No logré ponerme a preparar mi curso de enero. Ni siquiera sé si se habrán apuntado alumnos suficientes. Escribo deprisa para irme al sofá a leer y tomar notas. Estoy llena de secretos que no puedo contar aquí y eso hace que escriba menos. También hay proyectos que, si salieran, lo cambiarían todo. Sigo corrigiendo interminablemente mi novela y mientras no acabe, seguiré atada a ella y sin poder ver con qué quiero seguir. Y es que he grabado unos capítulos para que los escuche un amigo músico desde la pérfida Albión ¡y los ha escuchado también V! (su escucha es poderosa y me ha ayudado a seguir puliendo... mientras la lee un editor). Mi libro de la ciudad saldrá en Sant Jordi. Un amigo de siempre, que admiro, me ha hecho un prólogo ilustrado con dos o tres mapas que me encanta. Sólo falta redondear, maquetar, ver la portada... He sabido que "mi Giono" (así lo ha llamado él) ha encontrado uno de esos lectores de excepción, de los que leen también lo que está detrás y yo me alegro por el libro...
No quise escuchar a un agorero desconocido que empezó a anunciarme el horror que vendría mientras esperaba en una tienda de mi barrio. Le dije que prefería las noticias sin volumen, señalando mi periódico, pero no sé si me entendió. Hay gente que se divierte fastidiando. Yo sé lo que tenemos encima: unos políticos que, igual que los anteriores (sólo que con formas y estilo más franquista), sólo sirven a los Bancos y los lobbies más poderosos y llevan al país a la ruina con mentiras de sacrificios necesarios, cuando todos los expertos saben que así no podríamos nunca salir de la crisis y que simplemente se trata de un robo. Así que ojalá se cumpla la profecía maya y se nos contagie esa fuerza tenaz e inteligente del Occupy Wall Street, porque tendremos que lograr pararles los pies y cambiar este mundo si no queremos que nos conviertan a todos en esclavos. 
Mientras, yo seguiré consolándome con libros y música (no todo es música sacra, también a veces necesito volver a bailar) y armándome de valor para leer los periódicos de siempre... Por cierto, me gustó  el artículo de Joan de Sagarra sobre EVM con la ciudad de fondo. Son esas páginas que ayudan a soportar los diarios, como un artículo de Miguel Morey sobre Benjamin y la traducción, o también el del propio EVM con unas divertidas muecas. También pienso cada vez más en alternar los periódicos de siempre con otros más alternativos de las redes... Más que nada por mi salud. Por cierto que un comentario de EVM se quedó flotando en el aire hace unos días, al oscurecer, como una duda, mientras yo me preguntaba cómo se hará para cambiar de pista, si parece tan fácil. Tal vez bailando. En fb, una escritora que justamente recomendaba EVM y cuyo libro sobre WB había yo encargado precisamente al librero de la calle Berlinès mientras discutíamos de movimientos físicos, me dijo que cuando algo le dolía, ella lo solucionaba con más movimiento
Voy a repetir aquí una foto de Rufus felicitando el año, con una expresión circunspecta, porque él  tampoco es un ingenuo y sabe bien cuál es la situación general, aunque también sabe cómo ovillarse y sumirse en una saludable meditación profunda con vibraciones gatunas de felicidad y olvido.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Feliz 2012!
Como siempre, siempre es un placer leerte. Dices que estás corrigiendo la novela, ¿significa que ya está terminada, a falta sólo de correcciones? (supongo que las correcciones son incluso más trabajo, pero si es así, significa que la estructura está terminada)

Belnu dijo...

Feliz 2012, Icíar, guapa pantera rosa!!!
Sí, está terminada, es sólo que tengo ese síndrome de Courbet (era Courbet?), a quien pescaban en el Louvre con los pinceles en el bolsillo, retocando sus cuadros colgados... O de Jean Rhys, a quien tenían que arrancar los manuscritos...!

Belnu dijo...

Y gracias!!!!

Anónimo dijo...

¡Qué graciosa! Me divierte ese síndrome de Courbet. Al final tendrá el editor que quitártela directamente de las manos, y decirte ¡hasta aquí!¡así queda!¡no se hable más!
En fin, me apetece leerla ya :D

Belnu dijo...

No estoy segura de si era él, pero lo averiguaré. Esperemos que así sea, Icíar...!

´´ dijo...

Me han regalado Crónicas de Nueva York.

Belnu dijo...

Qué bien, Francis! Ojalá te guste! Ya me dirás... Yo vengo de ver Le Havre de Aki Kaurismaki y me ha encantado, una especie de cuento sobre la bondad, con unos personajes y un ambiente... genial