sábado, 12 de mayo de 2007

La muerte y la primavera


Foto: Manel Armengol, Borago officinalis

Ese título de Mercè Rodoreda siempre me atrajo. Yo estaba segura de que en la primavera -como en la adolescencia- había una extraña e intensa combinación de Eros y Thánatos. En estos días, la llegada súbita del calor y la luz que lo pone todo en evidencia -la soledad, el deseo, la renovación vital, el reñido espacio de fuga y asfixia de las vacaciones por llegar, y tantas otras cosas- con una obscenidad implacable, que algunos no pueden resistir, llegan atropelladas noticias de inicios y finales.

Hace dos días, un colega de mi hijo se tiró por la ventana de un cuarto piso de la academia donde estudian. El chico resultó ileso, pero su desesperación (y la imagen de su abuelo célebre que se quitó la vida de la misma manera), su tristeza y la escenografía compartida llegaron con mi hijo a casa, en una vibración que se extendía como una onda acuática. Mi eco es mi propia adolescencia, de la que sólo me salvó el azar o el inconsciente, según como se mire. Pero también, en esta época, se reanudan los viejos lazos míos con el paisaje, de una fisicidad que todo lo arrastra, la vibración más brillante de mi oscura niñez.
Una amiga joven me reveló hace unos días su deseo de quedarse embarazada, y hoy, otra me anuncia que lo está, y mi ex me llama en la misma mañana para preguntarme a qué playa debería ir (lo cual no es más que el anuncio de otro inicio) y yo misma me encontraba ya prendida en un inicio otro, con su estela de desconcierto, oscuridad y perplejidades mezclándose a la libre celebración gozosa. Hoy todo el mundo se va a la playa y yo me quedo a escribir mis Coreografías del deseo. Apuntes literarios, una pequeña conferencia que daré el sábado 26 en el Col·legi de Metges, organizada por Invenció Psicoanalítica y que debería cambiar tal vez de título o añadir un subtítulo que sería Las prisioneras. El tema de esa conferencia, o más bien, la conexión interna conmigo, o su vibración inspiradora, por seguir con la misma metáfora del pájaro que levanta el vuelo y deja la rama temblando, o las ondas expansivas en el agua al tirar una piedra, me ha despertado. Es una de mis dos maneras preferidas de despertarme.
Mientras, sobre la banda sonora de las golondrinas vecinas, el rosal silvestre de mi terraza se ha llenado de rosas (de Pitiminí), han florecido las tres buganvillas y he tenido que lidiar con una plaga de caracoles.
En cuanto a la foto maravillosa de Manel Armengol, es una de las protagonistas de su sutil Herbarium, y me parece la imagen perfecta para estos pensamientos.

15 comentarios:

Dante Bertini dijo...

pequeña conferencia? dia 26? metges?
quiero más detalles

Belnu dijo...

Ya te mandé los detalles por email, Cachodepan, en sus seminarios, la Asociació Invenció psicoanalítica, en este caso sobre unos ensayos de Freud titulados "La degradación amorosa", invita (siempre) a un intruso del mundo del arte o la literatura y esta vez la intrusa soy yo. Aún estoy hilando eso, agravando mi ruinosa falta de tiempo

mr.ed dijo...

y aquí en mi finca, un vecino murió el otro día, sin ir a la playa...

invasión de caracoles?

Belnu dijo...

Sí, me temo que los caracoles murieron también, y en parte lo siento, pero con el cyclamen no podía seguir el consejo ecológico del amigo james: irlos quitando uno a uno, porque se adentraban y ocultaban y camaleonizaban con los capullos bajos de las flores, y el pobre cyclamen languidecía...

iluminaciones dijo...

Podrías colgar aquí algo sobre ese texto.. me ha gustado ese título de coreografías del deseo.
espero que el tiempo se te estire...como una goma elástica..

Belnu dijo...

Gracias, Impromptu! Conseguí sólo reunir notas y notas y decidí que en vez de escribir ese texto lo improvisaré a partir de mis notas. No sé por qué me pasa esto, pero últimamente los retos de mi self son constantes y tengo que ir burlándolos como puedo. Pero sí, una vez hecha esa conferencia, la reproduciré aquí (o lo intentaré)

Anónimo dijo...

Pobre vecino que murió...

La Muniequera dijo...

la primavera a la Muerte altera

(hay mucho rato aún para ir a la playa! te lo digo desde mi bohardilla hirviente, que ya empieza a querer lanzarme desde la ventana)

Belnu dijo...

Mmm, buhardilla hirviente, eso me recuerda, no sé por qué... te mandaría un viejo dibujo donde un gigante levantaba el tejado de una buhardilla y su habitante se llevaba las manos a la cabeza...

el objeto a dijo...

maga pitiminí, me han reconfortado como de costumbre tus conexiones, bellas en imágenes y trágicas en historias (hasta los caracoles), y que pongas en link a las vírgenes suicidas como eco de tu adolescencia y anuncies ese subtitulo de las prisioneras, como si en una misma pudiesen convivir tantas voces, y que ninguna de ellas sea ama o víctima de la otra,coreografiadas las voces... y las flores

Anónimo dijo...

Gracias, petite a, hoy andaba yo con mi mezcla de tribulaciones, proyectos y revisitaciones del pasado ese de la reescritura, con este vendaval que arranca el tejado y derrumbó mi castaño de indias y rompió la maceta del rosal, bien me habría ido una conversación contigo, pero qué cielo radiante

Anónimo dijo...

Mmmm....muy buen post. En una época de mi vida tenía prohibidas las ventanas, ahora sólo me prohibo leer y admirar a los escritores suicidas. Las dos veces lo tuve/tengo complicadísimo.

Belnu dijo...

Ajá, a mí, el psicoanálisis me cambió esa fuerte tendencia, que era crónica desde el uso de razón, y ya sólo viene en forma de recuerdo o fantasía hormonal, idea alejada de la praxis.

Anónimo dijo...

;-)

Anónimo dijo...

y quién es ese yi que se ríe?