sábado, 11 de noviembre de 2006

Confesión y más penurias del desierto

(La foto es de un cartel ruso, pero no puedo reproducir aquí el nombre en cirílico) ¿Dónde escribir? Sé muy bien que este blog es un vertedero de mis excesos, un síntoma de mi falta de valor para entregarme a los libros sin editor o sin distribuidor, un cansancio, una ausencia de fe o de tenacidad para convencer. Intenté escribir una columna, lo propuse a dos periódicos, que no me hicieron caso. Y la escritura me desborda por todas partes, se va cayendo en los emails, las cartas, el blog. Es una forma de desahogarme y seguir perdiendo el tiempo. Una expresión de mi pereza, que según los psicoanalistas sólo es un disfraz del miedo. Miedo a réussir, sans doute. Un pretexto: si ellos no invierten en mí, yo tampoco. Y también, ¿por qué negarlo? un juego, un divertimento, una cierta esperanza de que alguien encuentre la botella del náufrago, de saltarme todas las barreras pesadas para acceder a lectores. Y además, la posibilidad de poner imágenes a mis pensamientos... Nada de eso niega las miserias reales del país. Las revistas apenas existen. Yo escribía en Quimera, donde no pagaban nada, pero eran gente amable, y se fueron. Escribía en Letras Libres, pero los que la llevaban se marcharon a México y en lugar de la cortesía atenta de aquellos, me encontré con el silencio. Lateral cerró, tampoco pagaban nada, es más, argumentaban que era una suerte escribir allí, cosa que hice una sola vez. Escribo en La Vanguardia Cultura/s, menos de lo que quisiera, y a veces en el Qué Leer. Y si un día al fin logro acabar un libro que le guste a un editor con distribuidora y me vuelvo visible para ese mundo restringido de las publicaciones periódicas, entonces, cuando ya no tenga tiempo ni interés ni apenas desbordamientos, tal vez me ofrecerán columnas, porque ya lo dijo Proust, los deseos se realizan cuando dejamos de desearlos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es querer dorar la píldora: durante estos días he conocido su blog. Mientras en otros también muestros mis 'excesos' en forma de comentarios, en el suyo prefiero regodearme en su lectura. Hoy me he animado a escribir. Si para usted es seguir perdiendo el tiempo para mí ya para los que amamos las letras es una verdadera ganancia. Gracias.