lunes, 20 de diciembre de 2010

Posesión

Foto: La Tamarita, 2010
Yo sigo extrañamente poseída por ese virus que se niega a abandonar mi cuerpo. Prisionera del virus, sin poder salir, enclaustrada como Samantha Edgar en The Collector. Anoche, en el cine, viendo Film Socialisme de Godard, me invadió una oleada de frío y temblaba bajo mi abrigo. Al llegar a casa tenía décimas y a media noche volví a notar escalofríos mientras subía la fiebre. Pese a todo, fue una noche mágica y ni la fiebre ni el virus impidieron que así fuera. De no ser por la vulnerabilidad que me produce la falta de sueño, me sentiría feliz... Sarinagara, predomina la melancolía, tal vez por una conciencia de cierto dolor ajeno, o por la desolación de alguien que ha venido a hablarme esta mañana (después de que leyéranos Li Bai o una de mis escenas favoritas del Quijote), o quizás simplemente porque es diciembre, mes de la muerte de mi padre y mes de la dichosa navidad. Y porque en NY el mejor amigo de mis amigos ha muerto hoy. Hace semanas les pidió la Odisea y mi amiga se la llevó. Él sólo temía no llegar a tiempo para acabarla. Mis amigos pasarán el fin de año en Montauk y a mí me gustaría acompañarles. Charlie se ha ido en plena estela de luna llena, cerca de mañana, la noche más larga del año: dice mi amiga americana que así le dará tiempo de completar mejor su viaje intergaláctico a otro plano de la existencia. Pienso en la barca, enredada entre juncos y niebla quieta, como en un poema chino de Li Quingzao...
Estos días he escrito otro de esos extraños poemas míos. que no pertenecen legítimamente al territorio poético y quizás sea una falacia llamarlos así. Se los envié a CHM y me ha contestado con su entusiasmo, aunque mis intentos no tengan que ver con lo que ellos hacen, aunque se acerquen más, de momento, a la clase de poesía que muchos detestan... Pero el tercer poema empieza a despegar y tal vez, si siguiera, empezaría a ocurrir lo que aún no me había ocurrido, ese momento en que las palabras llegan a través de un ritmo misterioso (el poeta sabe aunque no sepa que sabe, dice Gamoneda) con un significado que nunca estaremos seguros de descubrir.
Ayer por la mañana visité el barranco (de ahí surgió el poema) y la Tamarita. Al volver, las magníficas acacias del pasaje Maluquer tenían el siniestro cartel amarillo que anuncia una actuación del perverso Parcs i Jardins. ¿Las talarán también o será sólo una escabechina disfrazada de poda que les permita malograrlas y talarlas más adelante, por "enfermas"? Esa calle perdería su frondosidad, su frescura, su oxígeno...
Necesito dormir. Espero que mañana encuentre las fuerzas para vencer de nuevo al virus y dar mi clase en el Ateneo. Hoy la luna parece delicadamente fantasmagórica y gamonediana.

2 comentarios:

Emma dijo...

Quién es el amigo que ha muerto Isabel? El que escribia su último post el 7 de Diciembre con su cuento titulado " El Diablo está en los detalles"? Y si así fuera, sabria él, sin haberse aún alejado del mundo de los vivos, que le leo con interés porque escribió hace pocas semanas cuando la muerte le rondaba cerca? No sé, pienso que quizas pueda encontrar en sus palabras algo que a mi se me escapa.
Hoy es " the shortest day" aquí ya ha llegado la noche, y la ciudad esta helada y fantasmal. Hoy también he leido esta frase de Camus, que copio del inglés porque me suena hermosa en esa lengua "In the depth of winter, I finally learned that within me there lay an invincible summer."
También lei en alguna parte que una palabra amable puede hacerte olvidar tres meses de invierno, no soy buena con las palabras amables, a pesar de que todos las necesitamos, porque estamos unidos y, a la vez, tan solos.
Un abrazo

Belnu dijo...

Gracias, Emma! No, quien escribe lo que tú lees es Linda, mi amiga americana. Charlie, que ha muerto, era su amigo y ellos -Linda y Paul-le llamaban Fairy Godfather por lo mucho que les ayudó. Dice Linda que Charlie quiso conocerme porque había oído hablar de mí y yo quise conocerle a él por todo lo que había oído, y nos conocimos en su último cumpleaños, este mayo, en NY y fue un verano interior dentro de esos inviernos, de lo que ya venía. Gracias por tu mensaje tan cálido en esta fecha helada, no sólo por el frío externo, no sólo por la noche larga sino por lo que lleva asociada para mí, por lo simbólico y por esa muerte que se me repite en un eco cada diciembre