viernes, 15 de diciembre de 2006
Y en cuanto al premio Stendhal de traducción
Tuve la impresión, por las palabras de Ignacio Echevarría y por la clara y sincera explicación de la propia traductora, Ascensión Cuesta, de que era un premio muy merecido. Ella contó que cuando buscaba y se desesperaba descifrando el jeroglífico y encontrando soluciones a los problemas que un autor difícil y sin gran envolée (según dijeron) como Léon Bloy, nunca habría imaginado que nadie fuese a reconocer ni mucho menos premiar su trabajo. Dijo: no voy a teorizar, sólo soy una artesana de la traducción.
Hubo cena de traductores. Hablé con Max Lacruz, partner de la homenajeada y editor de Funambulista (www.funambulista.net ), con otra traductora premiada y ahora editora, Olivia de Miguel, mi vecino, el escritor Lluis Maria Todó, la traductora y lingüista Marta Pino Moreno, autora con Carlos Milla (traductor de John LeCarré y de John Irving) de un trabajo necesario sobre las tarifas de traducción, el traductor de Ballard Marcial Souto, estaba por allí Andy Ehrenhaus, estaba Isabel Lacruz, también hija de Mario y entusiasta de mis cuentos, llevando de la mano a un niño de largas pestañas, y había muchos otros ilustres traductores, escritores, editores, profesores de traducción.
Desde que escribí en narrador.es el artículo sobre el pobre reconocimiento que recibían los traductores en España, he intentado paliar poco a poco mi (imperdonable) desconocimiento de los mismos. Por eso cada vez que veo un nuevo artículo (post, entrada) en un blog o en la prensa tradicional lo devoro y agradezco.
ResponderEliminarSaludos.
I sent you an email.
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