domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingo silencioso

Foto: I.N., Rufus, soleado y esponjoso, 2011
Ayer acabé el prólogo de la nouvelle de terror y la reseña para Turia. Luego hice algunos recados y fui andando con T. a ver la película de Mike Leigh, que nos dejó dubitativas. Los actores eran todos magníficos, pero la historia no era redonda como otras suyas, al contrario. Al principio me molestó la idea peregrina que parecía desprenderse de que sólo los que vivían en pareja eran felices mientras que todos los solitarios estaban enfermos de tanta infelicidad. El personaje de la amiga solitaria y acelerada era el más afinado y la actriz hacía su trabajo admirablemente (por un azar compensatorio era la única que no era desagradable de mirar, no tenía una gran barriga ni era fea como todos los demás, que parecían elegidos a propósito). O aquel hombre tan obeso que no podía parar de deglutir comida, bebida o cigarrillos y que se echaba a llorar inesperadamente. Luego apareció un hermano del protagonista tan afectado y paralizado por todo, con la mirada fija, no sólo por el duelo, sino por su incapacidad completa para relacionarse o expresar nada, que la escena se volvió algo mejor, y el hijo de ese hombre, que no podía contener su ira ni su desesperación. Me molestó también la banda sonora, que parecía adherida extrañamente a un silencio necesario. ¿Por qué el director de Vera Drake o de Secretos y mentiras perdería tiempo y dinero en un bodrio así? T. y yo volvimos andando cuando ya era oscuro y por las calles estallaba la alegría histérica del fútbol. No podía evitar pensar en esa capacidad de los habitantes de este país para olvidar lo que está ocurriendo y aceptar todos los recortes y amenazas, todos los abusos y corrupción, todas las desigualdades e injusticias, toda esa pobreza que crece en proporción al latrocinio de una minoría... mientras puedan asistir a esos espectáculos futbolísticos que les hacen olvidar. Ya no les importa vivir en un país con tantísimo paro y donde la dirección de las cosas se vuelve cada vez más contraria al sentido común. Nos anuncian un sueldo mínimo de 400 euros para los jóvenes (se supone que sus padres les darán de comer, sino ¿cómo?) y una reforma del mercado laboral con detalles escalofriantes. Todo lo que, como explica Vicenç Navarro, sólo servirá para hundir más y más al país, mientras leemos los indultos a los hipercorruptos, la ausencia de ningún impuesto para los ricos, y la huida de cualquiera de las medidas que podría rescatar este país del hoyo en que nos han metido. Sólo importa ganar en el fútbol.
Yo había estado leyendo la teoría de un misterioso eslavo que me puso de buen humor, aunque al llegar a casa sentía una inquietud abstracta y generalizada por todo lo que vendría. Sin embargo, he tenido un sueño menos apocalíptico y más sensual que las noches anteriores. Tal vez se debió a un intercambio lúdico-declarativo con el hombre que antes llamaba demasiado. O a los manjares con que nos habían obsequiado a mediodía a G. y a mí, una sensación opulenta que me hizo olvidar la escasez como si ya no fuese tan real. 
Hoy he estado anotando alguna cosa para el libro que presentaré uno de estos días de diciembre, unos poemas morales que ya anunciaré. En El País he leído que una célebre columnista se quejaba con toda la razón de la agresividad de los trolls, esos anónimos salvajes a los que inexplicablemente no filtran en los periódicos. Hace unos días, mientras andaba con AH hacia un anticuario indio, me llamaron de El Punt y han sacado una nota sobre nuestro pobre azufaifo.
Más tarde me he sumido en la corrección y relectura por enésima vez de mi escritura de ficción, intentando eliminar en lo posible un aspecto demasiado explicativo, aunque lo he hecho de nuevo sin esperanza, sin poder ver el fulgor que antes veía, otra vez dominada por las dudas y por expectativas ajenas o por una comparación que confunde.
Ayer me llamó un amigo para preguntarme si creía que a Rufus le molestaría si le llamase también Rufus a un perro que, para celebrar el fin del mundo, acababa de adoptar. El gato Rufus, que dormitaba en ese momento, se alegró de que le consultaran, pero dijo que siendo un perro y no compartiendo su apellido (Rufus de Bengala), no le molestaba nada. Luego se levantó y fue a asomarse peligrosamente a la terraza, pues nunca se ha resignado a que su antigua amante no viva ya en la casa de los vecinos, y se juega la vida intentando superar las barreras que le han puesto para impedir su entrada. Sin embargo, mi amigo cambió de opinión, y ahora se debate entre tres nombres. Rufus se ha pasado un buen rato maullando ante mi puerta esta mañana, pero yo quería dormir más y no recordaba dónde había puesto los únicos tapones que conozco que van bien para los oídos, de modo que seguí durmiendo semiartificialmente con el maullido filtrándose en mi sueño...
Mañana tendré que traducir sin apenas respirar, de modo que necesito esta tarde entera para mi corrección melancólica, aunque disciplinada, sin esperanza ni desesperación, echando mano del espíritu del misterioso eslavo para no caer en el desánimo... ni en el síndrome de Jean Rhys. Y de noche me quedan mis lecturas, sin apenas tiempo: alterno una novelita que gustaba a Proust (para mi curso) con los cuentos que me faltan de Alice Munro.   

10 comentarios:

Clara Verges dijo...

la amante de rufus es quizás Deisi? ...
hace 1 año que retoza en mi jardín de Cardedeu después de encontrar otra vez su alma gatuna y recordar que las lagartijas, los insectos, los ratones están para ser perseguidos y algunas veces, cazados.
Díme si es ella...me gustará reconstruir su pasado ciudadano y puedo mandarle una foto a Rufus...

Belnu dijo...

Sí, es ella, Daisy o Deisi!!! Rufus y ella tenían una relación "blanca", los dos operados, pero Rufus iba a su casa, se daban un beso, luego Rufus comía de su comida (lo cual no le convenía, porque Rufus es un gatazo) y utilizaba su váter, como un ritual de esos territoriales. Parecía que no fuese nada, pero Rufus iba todos los días y desde entonces no ha podido soportar el vacío de ella! No se resigna y aunque fue a la casa y comprobó él mismo que ya no estaba su amiga ni todo lo que iba con ella, quiere volver a comprobar por si acaso... Ella sí que debe de vivir más feliz

Belnu dijo...

I hola, Clara!

Clara Verges dijo...

que gracia...llegó tan poco gata , pasaba por la casa como si estuviera pisando un campo de minas, los otros gatos no la querían, vivía escondida...hasta que nos hemos mudado al campo , se subió a un árbol 3 días , vinieron los bomberos a rescatarla y se ganó la admiración de todos los otros gatos y perros de la casa, la encontraron tan valiente en su retiro zen encima del árbol más alto del bosque!
vive una segunda existencia la mar de gatuna...te pasaré fotos para que Rufus la vea....

Belnu dijo...

Qué buena la transformación de Deisi! Y ese retiro en el árbol rescatada por los bomberos...! Claro, para pasar a esa segunda vida le hizo falta un reajuste!

Ephemeralthing dijo...

Comentarte que me da cierta envidia tu capacidad de trabajo. Ultimamente cuando hecho mano a Google para temas relacionados con literatura y escritores casi siempre me encuentro contigo. La última vez hurgando información sobre Coetzee me encontré con un espléndido artículo tuyo. Estoy leyendo estos días en el metro, o releyendo, esa sensación tengo, "The lives of animals" en una estupenda traducción al catalán.
Es fácil encontrar descritos en ese texto gestos como los del Sr. de Bengala. Un saludo para él.

Belnu dijo...

Oh gracias, Eph! Estas cosas animan mucho a seguir. Estoy en la calle y no puedo comprobar si se trata de un artículo antiquísimo, mucho antes de que le dieran el Nobel a Coetzee, cuando nadie hablaba de él por estos lares y me pregunto cómo escribí yo. Gracias a ti lo sabré! Life of Animals es genial! Gracias, de verdad

Dante Bertini dijo...

el silencio tan deseado y necesario se extiende también sobre el oprobio en aumento...y tenemos que soportar que todos los siniestros personajes que nos hunden día tras día en la vergüenza se rían contentos, con sus cuentas saneadas en el extranjero...si fuera creyente pensaría que son demonios o brujas...¿serán demonios y brujas?

Dante Bertini dijo...

el silencio tan deseado y necesario se extiende también sobre el oprobio en aumento...y tenemos que soportar que todos los siniestros personajes que nos hunden día tras día en la vergüenza se rían contentos, con sus cuentas saneadas en el extranjero...si fuera creyente pensaría que son demonios o brujas...¿serán demonios y brujas?

Belnu dijo...

Sí, y se nota tanto la tranquilidad de esos que están a flote con su dinero fuera... hablan de otra manera, implacables