miércoles, 26 de enero de 2011

Dudas

Foto: I.N., Cadaqués, desde casa de mis amigos, 2010
A veces es duro y quizás absurdo tomar una decisión realista y dejar que se evaporen los sueños que nos iluminaban, todo lo que daba calor cuando hace frío, tanto humor y espíritu lúdico-celebrativo. Me he pasado los últimos días oscilando entre dos estados de ánimo que me llevaban a extremos opuestos y cuando he decidido no marcharme o más bien he organizado sin darme cuenta las cosas para que alguien decidiera por mí, me ha invadido una extraña duplicidad. Primero un ligero alivio y luego, pesante, una sombra que ya empiezo a conocer. Ha vuelto mi Scrooge. Quedarme aquí significa quedarme a solas con mi duelo, he pensado, en la pobre y cada día más fea, contaminada y mediocre Hereuville (me dicen que acabo de salir en BTV con el azufaifo y sus defensores, pueden verlo aquí; yo prefiero no verme), con las noticias, con mis vacas flacas, con mi montaña de trabajo, con un feo y romo paisaje humano, sin grandes esperanzas... excepto mi novela... Esta mañana he acabado el capítulo 9, un insólito capítulo en un escenario bien bonito, que ya salió hace años en una novela barcelonesa completamente ajena a la mía, y le he puesto música sacra, y latín, música del cielo.
Quedarme significa precisamente dejar que se vaya la música que me envolvía alegremente, que me devolvía a la vida. Volver al Hades, a ese reino de las sombras de la Odisea, a la orilla del Leteo, a ese lugar donde el contacto físico no existe, ni el deseo, donde sólo existe el pensamiento y los seres no tienen cuerpo, sólo son sombras que se cruzan.
Rufus respirará aliviado. Estos días enterraba la cara en mi pelo o en esos chales en los que me arrebujo cada vez más, entre el frío y la sombra, y suspiraba. Una voz sigue diciendo en mi interior que debería haberme ido. Que en esa ciudad de la luz sometida a corrientes intempestivas había algo para mí. Que ya no podré ir más. Que habría encontrado un editor para mis libros. Que habría paseado alegremente por aquellos cafés.
It's late and I can't sleep canta Ben Harper. Yo tampoco duermo muy bien, me despierto temprano con aprensiones distintas e inaprensibles. Un amigo me recomienda músicas para mi duelo. Viajaré alrededor de mi habitación. Y mientras, vuelvo a Giono. Y al libro de escritoras y fotógrafas, que está en una fase de producción y saldrá muy pronto. Y a todos mis trabajos de Sísifo. Quién sabe. Dicen que lloverá y subirán las temperaturas. Tal vez todo sea para bien. Forse tutto si salverà.
Lo cierto es que al salir del gimnasio alemán ya lo veía de otra manera. Mi voz quejumbrosa dura sólo un rato. Habría sido mejor hacer una pequeña locura y viajar, pero siguiendo a Xavier de Maistre también se llega a alguna parte. Iré a ver a la Esfinge. Me concentraré en esta luz...
Y al final he decidido irme. Son tiempos extraños. A veces conviene hacer alguna pequeña locura... Tal vez necesitaba decidir autrement para darme cuenta de lo que quería realmente. Tal vez el impulso ajeno... One never knows, decía siempre O. Seguiremos informando.

8 comentarios:

Cabo Leeuwin dijo...

Has hecho bien.

Dicen que es mejor arrepentirse de hacer algo, que arrepentirse de no haberlo hecho.

Good luck.

Anne

Belnu dijo...

Gracias, Anne! Tienes razón

Xavier Perarnau dijo...

Estas viva, Isabel- Bien sabes que vivir duele. Y es moverse.

Irse, quedarse, irse, regresar, irse...
De la relaciones, de las ciudades, de la vida. De ciertos vínculos aparentes y sin embargo inexistentes, o intensamente reales pero atroces; de ciertas ciudades donde se habita pero no se vive, en las que se tienen las raíces que a su vez nos atan; de una existencia que siendo la propia se siente ajena, que siendo deseada es dolorosa…

El mar visto desde la lontananza parece una masa inerte, carente de palpito. Uno solo puede arrojarse a él si quiere realmente irse. Sin embargo en su orilla es donde la respiración a veces placido, a veces agitada del eterno oleaje nos da evidencia de su vitalidad: su ir y venir sobre la cicatriz cambiante que es la playa.

Estas viva, Isabel. Felicidades. Gracias. Animo.

Belnu dijo...

No sólo duele, sino que además, no está garantizado y si todo va bien, a mi vuelta tendré que enfrentarme a una prueba, a un forcejeo para seguir viva. Estas cosas pasan en un mundo misterioso e imprevisible. Alguien dijo que en la incertidumbre está la angustia, pero también la felicidad.

Clarice Baricco dijo...

Volver como una ola de mar.
Y respirar.
Abrazos.

Belnu dijo...

Hoy estaba yo en el mar, con un viento sobre las palmeras... otro mar, que es el mismo

Dante Bertini dijo...

leo en un diario de Buenos Aires que un parque muy antiguo está siendo "recuperado"...para ello se han plantado 200 ejemplares nuevos y quitado varios demasiado viejos.
¿No es un buen negocio la madera?

Suerte y feliz viaje!

Belnu dijo...

Oh, Dante, qué rabia dan esos arboricidios y la indiferencia ignorante de la gente! Suerte que yo me repongo aquí, donde los árboles crecen gigantescos, libres, maravillosos sicomoros, bosques rojos y sequoias, ah la belleza