martes, 4 de enero de 2011

Incertidumbre

Foto: I.N., Donde está M., 2011
Todo es incierto. Anteayer M. empezó a mejorar espectacularmente y esta mañana habíamos decidido presionar para que le dieran el alta, para que volviera a esa residencia donde ha vivido una insospechada felicidad es esa vida reducida, esa half life que diría Naipaul, aunque aquí debería precisarse que se trata de una vida minúscula, no a lo Michon, sino a una milésima parte de lo que conocemos como vida, y aún así, durante unos meses felices, después de otros torturantes en el mundo exterior, en esa residencia modernista M. ha bailado y se ha sentado en el regazo de un hombre atónito y ha seguido a las cuidadoras con sonrisas, según nos contaban, y se ha sentido allí tratada como una reina.
Pero esta mañana ha vuelto a empeorar. La habían sentado en una butaca y han empezado a ocurrirle cosas extrañas y otra vez respiraba peor y han tenido que devolverla a la cama. De madrugada se había arrancado los tubos, con la sangre fluyendo y la llamada brusca a las enfermeras. De día dormía. Yo me he llevado la traducción de Giono, pero sin conexión no podía desentrañar los múltiples jeroglíficos. Ha llegado un cardiólogo. No sabemos, non possiamo saperlo, tal vez mañana. Dicen que no harán nada invasivo, sólo mantenerla lo mejor posible, pero incluso eso es alargar y alargar un hilillo de vida. He estado hablando con ella, primero mentalmente, visualmente, como con los gatos. Luego en voz alta, al llegar A. Le he dicho que había trabajado mucho con todos esos embarazos y partos, trayendo al mundo a tanta gente, tantos bebés y lactancias y años dedicados a eso. Que ahora le tocaba descansar. "Desde luego", ha sonreído débilmente M., y luego A. le ha hablado de aquella nube donde cuando A. era pequeña soñaban que irían a sentarse.
Los turnos son agotadores. Algunos contactos familiares me producen sarpullidos internos. Sueño con el tiempo en que todo eso no será ya necesario. Mañana tendré que pasar la noche allí. La belleza rodea a M., como siguiendo una tradición. Al salir de la clínica huele a cipreses. Hoy ya no había nadie fumando y lo he echado de menos; me gustaba el humo mezclado con el olor a cipreses; ahora los familiares tendrán que alejarse mucho y arriesgarse si quieren fumar. En cambio nadie nos protegerá de los humos de los coches, de los pesticidas, de los transgénicos, de las radiaciones excesivas, de los elementos tóxicos de la construcción, del olor a alcantarillado que se extiende por Barcelona (porque el ayuntamiento, comprometido con una empresa fabricante de productos de limpieza hipertóxicos, no quiere adquirir el producto natural que usan los alemanes y que limpia las alcantarillas sin olores ni efectos secundarios, restableciendo la flora...), etc.
Necesito trabajar y el tiempo se me escapa. Traducir a Giono me consuela inexplicablemente. Ayer entregué mi reseña de Jin Ping Mei a la revista Turia. Me habría gustado adentrarme más en lo personal, pero sólo citando a los expertos devoré gran parte del espacio. Antes he leído un poema precioso de la Otra Bel, que aún sigue resonando con sus ecos vitales en mi mente. Pueden leerlo aquí estos lectores invisibles; no se lo pierdan.
Me sostiene mi novela, ayer pude escribir otro capítulo, el quinto, y de nuevo se juntaron mágicamente los fragmentos, de nuevo parece que todo fluya, que haya surgido de forma espontánea, que se recoloque solo... Y también la música que me rodea, en todas sus formas, en una especie de abrazo tímbrico. Me sostienen las endorfinas y la fisicidad, y Rufus me llama para abrazarme en cuanto vuelve a verme sola. Ahora dormita entre mis pies y la estufa. Pero me vuelvo corriendo al hospital, esta vez sin ordenador, con la novela manuscrita de un amigo escritor, que sigo leyendo cuando puedo, y que ahora leo de otra manera, no sólo porque es poderosa, sino porque me habla directamente a mí.

12 comentarios:

Ephemeralthing dijo...

Hoy he visto en "Jaimes" un libro precioso de Sempé. No me lo he llevado porque iba de paso y no quería cargar con él todo día.
La cuestión es que ahora he sentido ciertas ganas de ver sus dibujos y al recurrir a Google, oh, sorpresa!, al clicar en la ilustración elegida resulta que pertenece a Crucigrama. De paso he leído la entrada
He vuelto a comprobar como siempre te alejas de la retórica habitual y vas al grano. Sin más.

En la entrada anterior Bertini expresa perfectamente lo que despiertan estos textos en los que hablas de M.
Me impresionan.

Anónimo dijo...

Hola,he estado leyendo "incertidumbre" cuantas veces he pensado... otra gran mentira que es la muerte vista por los que la esconden y los que se tienen que esconder,la enfermedad no está bien vista,las mentiras parece que tienen que serr,ojala llegue el dia que toda esta parafernalia se termine si no es tendremos que ayudarnos a marchar con paz y sin miedos,salut

Isabel Mercadé dijo...

"Todo es incierto", y nada más leer la frase me he acordado de la novela de Michon que acabo de leer, con su "todas las cosas son mudables y próximas a lo incierto" por bandera e, inmediatamente, lo citas tú, aunque aparentemente por otros motivos.
Todas las cosas son mudables y próximas a lo incierto, es verdad, pero no del todo y tú tienes algunas muy sólidas, como la que has nombrado (ésa que va a ser una memorable novela, estoy segura) y otras muchas, externas y sobre todo internas que pueden con todo, incluso con los sarpullidos.
Espero que pases/paséis una noche tranquila y que todas las cosas puedan resolverse.
(Y muchas gracias por esa cita y esa lectura atenta y generosa)

Cabo Leeuwin dijo...

No tengo batería.

Volveré para comentar.

Anne

Belnu dijo...

Gracias, Eph! Qué maravilloso es Sempé! Yo le fui regalando todos sus Petit Nicolas a mi sobrino Nicolás, que alguna vez soñó con ser escritor, y antes se los había ido regalando a G!!! Y me ha hecho ilusión releer esa entrada mía denediendo el psicoanálisis con ardor! Gracias por tus palabras. Lo de M. es... vengo de allí. No sé por qué, cerca escuchaba el llanto de un recién nacido. Junto al rumor del oxígeno de M., a sus ataduras para que no se arranque los tubos, a su actitud vencida, a su sonrisa lejana, color de cera, cuando le hablo de sus viajes con los pájaros.

Belnu dijo...

Bel M., como siempre, las sincronías nuestras, más allá del nombre, las mismas que me asustaron la primera vez que apareciste y ahora me da risa recordar mi reacción! Bien por Michon y esa incertidumbre que como dijo Wagensberg es al mismo tiempo fuente de la felicidad y la infelicidad humana! Gracias a ti por tu escucha, mucho más decisiva, y gracias también por ese poema tan esplendoroso, que linkearé cuando me digas.

Belnu dijo...

Anónimo, no sé si has escrito demasiado deprisa. La muerte te parece una gran mentira? A mí me parece una gran verdad! El tabú en este país es el suicidio. Y esa prolongación inútil y dolorosa de la vida a cualquier precio. La muerte está por todas partes, mezclada a la vida, como antes decía. Si nos dejaran morir, si la medicina contemplara un poco más la ética, si no se luchara así a cualquier precio contra la vejez y la muerte, si considerasen más el dolor y el sufrimiento que causan en los hospitales

Belnu dijo...

Te esperaré cuando quieras volver con batería, Anne!

Qualunque dijo...

Había pensado escribir aquí varias cosas, como que es una vergüenza que el Derecho a una muerte digna siga siendo una utopía, que me has recordado experiencias pasadas que creo no supe cicatrizar debidamente, o que me alegra que todo fluya en tu nueva novela que tantas ganas tengo de leer, pero al final creo que todo se resume en que me gusta pasar por aquí, diría incluso que hasta me 'sienta bien' mirar por estos agujeritos virtuales y leer otras miradas, así que gracias por dejarnos pasar.

Mucha suerte en 2011!

Belnu dijo...

Gracias a ti, Qualunque! Hace ilusión que pases por aquí y que dejes esos rastros tuyos!

Icíar dijo...

:D
Entre todo, para lo que no tengo palabras, está la noticia de que llevas 5 capítulos: me alegro, me alegro

Belnu dijo...

Gracias, Icíar. Cuando lo escribí me equivoqué, eran cuatro, pero ahora sí que ya son cinco desde ayer. Es una felicidad